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jueves, octubre 12, 2006

DEMOCRACIA Y DEPORTE

En esta semana, la izquierda nos ha ofrecido un par de perlas de cómo ha convertido, con habitualidad, su actuar en un insulto permanente a la inteligencia. Algo que, ya digo, ha convertido en costumbre, a base de reiteración y sin que nadie se moleste ya en reaccionar de modo particular.

En el acto de homenaje a las Brigadas Internacionales, Gaspar Llamazares –ya saben, este señor con barbita que, no sin cierto patetismo, pretende ser el líder de lo que antaño fue una fuerza política digna y hoy se ha convertido en el trasunto parlamentario del increíble hombre menguante- dijo algo así como que los brigadistas habían venido a España a defender el socialismo y la democracia. Nótese la conjunción copulativa.

Así pues, a estas alturas de la historia, hay quien puede seguir diciendo con total tranquilidad que, en la Guerra Civil española hubo quien defendió el socialismo y la democracia. No hay duda de que, de buena fe, hubo quien defendió el socialismo, y hubo quien defendió la democracia. Pero no era posible, entonces, defender ambas cosas a la vez, me temo. El “socialismo democrático” es un invento bastante posterior al conflicto español y, de hecho, si hubo de ser inventado algo que, de seguir a Llamazares, sería un pleonasmo, fue por algo.

Sobre el suelo español hubo, en aquellos tristes años, muchas ilusiones, mucho romanticismo, mucho cabrón suelto y muchas cosas en general. Pero me temo que la inmensa mayoría de los que cruzaron armas, incluidos, sobre todo, los que abandonaron la comodidad de sus casas en el extranjero para venir a luchar y morir aquí, pensaban que eso de la democracia, motejada entonces con mueca despectiva de “liberal”, era una cosa de flojos o, en el mejor de los casos, algo inservible para arreglar nada en esta vida. Y, ciertamente, si por “democracia” había que entender lo que se vivió durante la República vitoreada por Llamazares, hubiera sido difícil convencerles de lo contrario.

¿Se imaginan ustedes qué hubiese sucedido si alguien, en una reunión de veteranos de la legión Cóndor –no sé si queda alguno- o de la Federación Nacional de Excombatientes, por ejemplo, hubiese proferido la sarta de barbaridades que soltó Llamazares por esa boca –pero referidas al bando equivocado-? Al lector queda.

En otro orden de cosas, me temo, también el señor Montilla, el inefable señor Montilla, se lució diciendo que no había que “politizar” los partidos de fútbol. Hablaba, claro está, de la reivindicación nacionalista que se vivió en el campo del Barcelona hace unos días y en la que, circunstancialmente, había veintidós muchachos dándole a la pelota. Cualquier observador hubiese concluido que lo que pasaba en el césped era, con mucho, lo de menos. Así pues, es como si el señor Montilla hubiese dicho que no conviene politizar mitin.

La cuestión de las selecciones deportivas de las comunidades autónomas no tiene el más mínimo trasfondo deportivo propiamente dicho como, por otra parte, no se han molestado en ocultar algunos de los promotores de estas iniciativas. Las selecciones interesan como símbolo, como aglutinante “nacional” y nacen, por tanto, al servicio de un fin que ni mucho menos es el de ganar medallas.

Así pues, el jugador de la selección catalana de turno se encuentra un poco como el brigadista. Sólo los más ingenuos pueden pensar que está haciendo política y deporte. O hace política o hace deporte –es posible que, sí, algún jugador despistado pueda pensar eso-. El colmo de la desfachatez es pretender, al estilo de Montilla, que eso es solo deporte y, por tanto, que hay algún canalla por ahí intentando politizarlo.

Pero es que a Montilla y sus amigos les interesa promover la idea de que, en efecto, estamos hablando de deporte –deporte que politizan otros, por supuesto-. Porque Montilla y sus amigos saben que no son, ni mucho menos, ajenos a lo que se vio y oyó el otro día en el Camp Nou.

Llamazares podría haber hecho, perfectamente, su discurso del otro día en 1936. Tan solo la apelación a la “democracia” hubiera sonado rara en su boca en aquel contexto. Él lo sabe, y por eso desliza adrede esa balsámica palabra en su discurso de hoy, a sabiendas de que jamás hubiera sido pronunciada en aquellos tristes días, en busca de un aura de respetabilidad que las ideas por las que, en el fondo, aboga, ya no tienen. Sabe que está, pues, deformando la realidad. Está mintiendo, en suma, o contribuyendo a consolidar una mentira.

Salvando las distancias, Montilla y compañía hacen lo mismo. Si algún día, ojalá no, los vientos del Camp Nou se tornan tempestades, ellos siempre podrán decir que, en su día, pidieron que no se “politizara el deporte”. Poco importará, entonces, cuál fuera la realidad. Poco importarán los viajes a Macao y las declaraciones fuera de tono.

Al final, resultará que ellos siempre estuvieron con la democracia... Como ahora con el deporte.

2 Comments:

  • Juzgar hechos históricos con parámetros actuales es un error que se comete con demasiada frecuencia en política.

    La mayoría de partidos de la Segunda República veían la democracia liberal como algo temporal, una transicióm antes de alcanzar sus repectivos fines.

    Con algunas excepciones, Izquierda y Unión Republicana y una pequeña parte del PSOE (Besteiro y tal vez Prieto) por un lado y el partido Lerroux y parte de la CEDA por el otro, según transcurrían los días, los partidos se movían a posiciones cada vez más antisistema. Por no hablar de los anarquistas y gran parte de lo militares que jamás creyeron en un sistema parlamentario.

    La democracia que tenemos desde la muerte de Franco sencillamente no tiene equivalente ni referente en toda nuestra historia y más bien es producto de la imitación de nuestros vecinos que de una evolución política.

    Intentar comparar la Segunda República con esto es una tomadura de pelo absoluta. Asociar en los años 30 democracia con socialismo es sencillamente un insulto a la inteligencia.

    By Anonymous Anónimo, at 8:02 p. m.  

  • Cerbero. Eres demasiado generoso con IR, UR, Besteiro y, no digamos nada con el bolche Prieto, el del 34. Repasa un poco la Historia de la II República y comprobarás que:

    Azaña y Mtz. Barrio eran jacobinos.

    Besteiro era marxista gradual, pero marxista al fin y al cabo.

    Prieto... ¿Qué decimos de Prieto? Asturias, octubre del 34: 1.450 víctimas.

    By Anonymous Anónimo, at 12:42 a. m.  

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