RENTA BÁSICA
El nuevo no va más del progresismo en materia económica y social se llama “renta básica de ciudadanía”, por lo visto. Se trata de un cierto montante al que todo ciudadano, sin excepción, tendría derecho por el mero hecho de existir. En un parangón un tanto curioso, se ha venido a decir por algunos que se trata, ni más ni menos, que del equivalente socioeconómico del sufragio universal. Al parecer, los mejores cacúmenes progresistas de Europa han pergeñado esta nueva respuesta ante la evidencia de que, no obstante todos los esfuerzos de redistribución de nuestro modelo, sigue habiendo gente excluida.
Alguien ya ha echado unas cuentas, y parece ser que, a razón de trescientos euros por español, por ejemplo, la cosa sale por un diez por cien del PIB, millón arriba, millón abajo. Intimida un poco, sí, pero ya se sabe que el mundo es de los valientes. Bueno, en realidad, la cosa es tan fácil como subir los impuestos, digamos por mil doscientos, a un cuarto de la población. Esta es, más o menos, la misma lógica del sistema. Mientras el asunto sea soportable, no tienes por qué perder los votos de diez millones, y seguro que los otros treinta van a estar contentísimos contigo.
La clave de la correcta gestión del estado de bienestar es que nunca se inviertan las proporciones. Se trata de realizar una traslación de renta del estrato superior de la clase media a los estratos intermedio y bajo, más numerosos por definición. Los verdaderamente ricos no aportan, o lo hacen en proporción muy inferior a la clase media –ya se sabe que el principio básico del sistema tributario no es el de justicia, como dicen algunos, sino el de accesibilidad- y los verdaderamente pobres, como muy bien han constatado nuestros próceres, están completamente excluidos del juego. En suma, mientras nuestros impuestos van destinados a sufragar muchas cosas a muchos conciudadanos que podrían pagárselas –si no en todo, sí en parte-, no dejamos de ver en nuestras calles gente que vive completamente extramuros del sistema. Genial, vamos.
La renta básica, el mínimo vital o comoquiera que se llame es un concepto difícil de definir. ¿Acaso lo que se entiende por “básico” es un concepto inequívoco? Una de las razones por las que la lucha contra la pobreza parece no ganarse nunca es, precisamente, porque la noción de “pobreza” evoluciona con el tiempo y, desde luego, en el espacio. Un pobre en la España de 2006 es mucho más rico que su equivalente en la de 1940 y, sin duda, mucho más que un pobre en medio mundo en cualquier tiempo. Como es difícil de definir, se sigue que es complejo de cuantificar. Trescientos euros al mes, ¿es, verdaderamente, una cantidad digna o, más bien, irrisoria? Depende, supongo.
Existen otras múltiples razones por las que semejante medida debería ser objeto de cauto estudio. ¿Qué efecto tendría la existencia de un montante de renta accesible a todo el mundo, porque sí, sobre los incentivos al trabajo, al esfuerzo y a la mejora? En un diario se planteaba ayer mismo la paradoja de que, si todo el mundo se quedara en casa a la espera de su paga mensual, en lugar de trabajar, no se generaría renta alguna que imponer y, por tanto, no habría forma de sufragar el invento.
Pero la pregunta más importante de todas es, ¿es realmente aceptable la existencia de un derecho a una renta “por el mero hecho de existir”? Este es un debate tan antiguo como profundo, que nos conduce directamente a las nociones de igualdad y libertad que, por lo que se ve, siguen separando a liberales de socialistas de todos los partidos. Ya se sabe: igualdad de resultados o “libertad positiva” frente a igualdad de oportunidades o “libertad negativa”.
Todo el mundo tiene derecho a una existencia digna. Esto es incuestionable pero, ¿es eso lo mismo que decir que todo el mundo tiene derecho a que el Estado le proporcione un mínimo vital? La respuesta importa, toda vez que “el Estado” no puede, para proporcionar ese mínimo –en general, para proporcionar cualquier cosa a alguien- sino coaccionar a otros para obtener los recursos necesarios. Y la respuesta es no. En absoluto. Es, definitivamente, muy cierto que hay ciudadanos que, por las circunstancias que sea, se ven impedidos de procurarse por sí mismos no ya un mínimo de bienes, sino cualquier clase de bien, normalmente porque no están en disposición de trabajar –careciendo de otros mecanismos sustitutivos- y, por tanto, de participar en el mercado.
Pero esas personas son, afortunadamente, muy pocas, y no tendría por qué ser especialmente gravoso prestarles ayuda. Hay múltiples justificaciones para ejercer esa solidaridad. Pero esto nada tiene que ver con proporcionar bienes a quien puede proporcionárselos por sí mismo, si no encontrara trabas. Nada tiene que ver con el descomunal tinglado que denominamos “estado de bienestar”.
Es curioso ver como los viejos debates, como la energía, no cambian, simplemente se transforman o, como el Guadiana, vuelven a surgir tras un curso oculto. Estamos frente a la muestra de que el sistema liberal de mercado, en sus principios básicos, no goza, ni mucho menos, de la general aceptación que se presume.
Alguien ya ha echado unas cuentas, y parece ser que, a razón de trescientos euros por español, por ejemplo, la cosa sale por un diez por cien del PIB, millón arriba, millón abajo. Intimida un poco, sí, pero ya se sabe que el mundo es de los valientes. Bueno, en realidad, la cosa es tan fácil como subir los impuestos, digamos por mil doscientos, a un cuarto de la población. Esta es, más o menos, la misma lógica del sistema. Mientras el asunto sea soportable, no tienes por qué perder los votos de diez millones, y seguro que los otros treinta van a estar contentísimos contigo.
La clave de la correcta gestión del estado de bienestar es que nunca se inviertan las proporciones. Se trata de realizar una traslación de renta del estrato superior de la clase media a los estratos intermedio y bajo, más numerosos por definición. Los verdaderamente ricos no aportan, o lo hacen en proporción muy inferior a la clase media –ya se sabe que el principio básico del sistema tributario no es el de justicia, como dicen algunos, sino el de accesibilidad- y los verdaderamente pobres, como muy bien han constatado nuestros próceres, están completamente excluidos del juego. En suma, mientras nuestros impuestos van destinados a sufragar muchas cosas a muchos conciudadanos que podrían pagárselas –si no en todo, sí en parte-, no dejamos de ver en nuestras calles gente que vive completamente extramuros del sistema. Genial, vamos.
La renta básica, el mínimo vital o comoquiera que se llame es un concepto difícil de definir. ¿Acaso lo que se entiende por “básico” es un concepto inequívoco? Una de las razones por las que la lucha contra la pobreza parece no ganarse nunca es, precisamente, porque la noción de “pobreza” evoluciona con el tiempo y, desde luego, en el espacio. Un pobre en la España de 2006 es mucho más rico que su equivalente en la de 1940 y, sin duda, mucho más que un pobre en medio mundo en cualquier tiempo. Como es difícil de definir, se sigue que es complejo de cuantificar. Trescientos euros al mes, ¿es, verdaderamente, una cantidad digna o, más bien, irrisoria? Depende, supongo.
Existen otras múltiples razones por las que semejante medida debería ser objeto de cauto estudio. ¿Qué efecto tendría la existencia de un montante de renta accesible a todo el mundo, porque sí, sobre los incentivos al trabajo, al esfuerzo y a la mejora? En un diario se planteaba ayer mismo la paradoja de que, si todo el mundo se quedara en casa a la espera de su paga mensual, en lugar de trabajar, no se generaría renta alguna que imponer y, por tanto, no habría forma de sufragar el invento.
Pero la pregunta más importante de todas es, ¿es realmente aceptable la existencia de un derecho a una renta “por el mero hecho de existir”? Este es un debate tan antiguo como profundo, que nos conduce directamente a las nociones de igualdad y libertad que, por lo que se ve, siguen separando a liberales de socialistas de todos los partidos. Ya se sabe: igualdad de resultados o “libertad positiva” frente a igualdad de oportunidades o “libertad negativa”.
Todo el mundo tiene derecho a una existencia digna. Esto es incuestionable pero, ¿es eso lo mismo que decir que todo el mundo tiene derecho a que el Estado le proporcione un mínimo vital? La respuesta importa, toda vez que “el Estado” no puede, para proporcionar ese mínimo –en general, para proporcionar cualquier cosa a alguien- sino coaccionar a otros para obtener los recursos necesarios. Y la respuesta es no. En absoluto. Es, definitivamente, muy cierto que hay ciudadanos que, por las circunstancias que sea, se ven impedidos de procurarse por sí mismos no ya un mínimo de bienes, sino cualquier clase de bien, normalmente porque no están en disposición de trabajar –careciendo de otros mecanismos sustitutivos- y, por tanto, de participar en el mercado.
Pero esas personas son, afortunadamente, muy pocas, y no tendría por qué ser especialmente gravoso prestarles ayuda. Hay múltiples justificaciones para ejercer esa solidaridad. Pero esto nada tiene que ver con proporcionar bienes a quien puede proporcionárselos por sí mismo, si no encontrara trabas. Nada tiene que ver con el descomunal tinglado que denominamos “estado de bienestar”.
Es curioso ver como los viejos debates, como la energía, no cambian, simplemente se transforman o, como el Guadiana, vuelven a surgir tras un curso oculto. Estamos frente a la muestra de que el sistema liberal de mercado, en sus principios básicos, no goza, ni mucho menos, de la general aceptación que se presume.
8 Comments:
Tres cosillas:
Primero, que con este modelo las personas recibirían dinero cuando no lo tienen y a medida que fuesen aumentando su renta tendrían que pagar mas impuestos para pagar el sueldo nescafé que ahora disfrutarán otros. Eso es lo que de toda la vida llamamos "préstamo". No entiendo la necesidad de reinventar la rueda.
Segundo: quien tenga necesidades, que se esfuerce y trabaje y en caso límite que pida dinero al banco. Casi todo el mundo paga su casa de esa manera: usando un préstamo hipotecario. Esto me suena a truco de prestidigitación económica para conseguir el voto de gandules y vividores.
Tercero: de momento, tengo teletrabajo, con situación estable y tal. Me huelo que por ciertas circunstancias, puedo o podría estar en el punto de mira de estos Robin Hoods de bodeguilla. Como fuente material de justicia redistributiva social (bolsillo atracable). Si tal fuera el caso, harías las maletas y me largaría a algún país no comunista. Todo lo que necesito es un tejado sobre mi cabeza y una línea de internet. Me parece que no sería el único.
By Anónimo, at 12:41 p. m.
Me parece que serían pocos los que se quedarían en casa a esperar la paga mensual de 300 €. No a todo el mundo le basta con comer y dormir bajo techo, si es que 300 € son suficientes para eso.
Otra cosa importante es que la presión a perder el trabajo es indirectamente proporcional a la dignidad de las personas. La mayoría de la gente tiene que renunciar a sus principios para mantener el puesto de trabajo.
Por último con una renta básica es posible que la gente tenga más tiempo para hacer lo que verdaderamente le gusta. No se si ésto cotiza en bolsa, pero me parece más importante que la población sea más feliz a ver numeritos de índices macroeconómicos que no sé a quiénes les convienen.
By Anónimo, at 1:26 p. m.
kikodelmar, me parece que estás afectado por la diarrea mental tan común entre los europeos de pro en los que nos hemos convertido. El puesto de trabajo no está relacionado con los principios de currito. A menos que te sobren las pelas, no te planteas si la política laboral o los principios defendidos por Telepizza son aceptables o no. Uno curra para pagar facturas y defiende sus principios de otra manera que eliiendo su trabajo, excepto si eres cura o militar, por ejemplo. Rennciar a sus principios para mantener su puesto de trabajo?? Los grandes liberales están (o han estado) en las universidades públicas (austriacos incluidos) y no les desmerece, siguen defendiendo sus principios sin compartir los desmanes de la política universitaria de los diferentes gobiernos. La dignidad del ser humano, es de cada ser humano, es un concepto absolutamente subjetivo que se pierde o se recupera en función del ánimo, del coco y de la capacidad de uno, no depende tampoco de tu puesto de trabajo (¡faltaría más!).
Mira a tu alrededor, hay gente que se queda en casa a esperar el subsidio y además hace chapucillas en negro y vive mejor que yo, por ejemplo. Que estamos en Ejpaña... no se te vaya a olvidar.
Finalmente lo de la renta básica para que la gente tenga más tiempo para hacer lo que le gusta es casi de La Casa de la Pradera. Lávate la cara con agua fría y dale un hervor a eso que has dicho... verás como lo entiendes mejor. Y si no lo consigues... estudia economía un poquito.
By Anónimo, at 1:44 p. m.
No sé si os habéis parado a pensar en que esta petición de la renta básica está relacionada con la sugerencia de que los inmigrantes puedan votar en las elecciones (aunque sean las municipales).
By Anónimo, at 1:55 p. m.
Demos renta básica a todos los del cayuco y a toda la inmigración ilegal, a todo el vaguerío, a todo el que trabaja en negro, a todos los que estudian ( a cargo de los padres), a todos los que no encuentran trabajo etc etc y haced cuentas, con 5 tíos y ya van 1500 euros, más que el sueldo íntegro que le dan a un univeritario científico en primeros trabajos
¿Se puede pagar esto? ¿Cuántos años duraría la pasta? no llegaría ni a tres. Recuerdo que hay viudas que cobran habiendo cotizado el cónyuge poco más de 400 euros ¿Habría justicia?
En fin que me parece electoralismo puro y duro que si se lo piensa cualquier trabajador podría enfadarse ¡y mucho! les puede slir ( al igual que con el rollete del voto inmigrante) el tiro por la culata.
Si fueran listos no seguían removiendo estas perolas porque nunca se sabe, pero son socilistas y su líder es un cabeza de chorlito.
By Anónimo, at 6:10 p. m.
Buenas tardes,
Me permito solicitarles a los responsables del blogg, si fueran tan amables, que se pusieran en contacto con Debate21.com, URL http://www.debate21.com, para una consulta que no he podido formular, ya que no he encontrado una dirección de correo electrónico.
Disculpen lo extemporáneo del post.
Gracias.
Debate21
By Anónimo, at 8:54 p. m.
EL IN (ingreso natural) DISTRIBUIDO, caso uruguayo
En la siguiente tabla se muestra la forma de distribución igualitaria del IN en Uruguay, para el caso de personas de capacidad promedio. En ella se muestra la propuesta concreta del PSP (NOTA: el Ingreso Natural es la renta básica poseconómica).
En la columna “IN en indevs” se detalla el IN individual, discriminado según grupos etarios. En la columna “2007” se aprecia el IN expresado en pesos uruguayos según el promedio de la cotización del peso hasta agosto de este año.
En la columna “Categorías” se observa la discriminación según la edad de los habitantes. Este es un concepto fundamental, puesto que es la forma en que la poseconomía cumple con el axioma de distribuir “según las necesidades”; la necesidad de un niño de 4 años es diferente a la de uno de 13, que es diferente a la de un adulto joven, etcétera.
Se sabe, además, que a medida que aumenta la edad, aumentan las necesidades, por lo que el IN va aumentando con los años. Por otro lado, a medida que los jóvenes van aprobando los cursos educativos, sus necesidades van cambiando, por lo que su IN va creciendo. Si no aprueba un curso, no pasa de categoría.
Se observa también otro principio poseconómico: las personas con capacidades diferenciadas tienen mayores necesidades, por lo que se considera que pasan a la categoría siguiente antes de la edad en que lo haría una persona con capacidad promedio.
Categorías IN en Indevs 2007 Comp. familiar Total
0 a 2 120,00 i $ 3.455,58 1 $ 3.455,58
3 a 5 150,00 i $ 4.319,47 0 $ -
6 a 8 180,00 i $ 5.183,37 1 $ 5.183,37
9 a 11 210,00 i $ 6.047,26 0 $ -
12 a 14 240,00 i $ 6.911,16 0 $ -
15 a 19 270,00 i $ 7.775,05 0 $ -
20 a 39 300,00 i $ 8.638,95 1 $ 8.638,95
40 a 49 330,00 i $ 9.502,84 1 $ 9.502,84
50 a 59 360,00 i $ 10.366,74 0 $ -
60 a 69 390,00 i $ 11.230,63 0 $ -
70 a 74 420,00 i $ 12.094,53 0 $ -
75 a 79 450,00 i $ 12.958,42 0 $ -
80 y más 480,00 i $ 13.822,31 0 $ -
Promedio 300,00 i 7.343,10 4 26.780,74
930i $ 6.695,18
Las últimas dos columnas expresan la composición de una familia y el ingreso individual de cada integrante. En este caso se muestra una familia tipo de cuatro integrantes. La familia en su conjunto recibirá de la sociedad un monto de 930i equivalente a $U 26.780, lo que representa un ingreso promedio individual mensual de $U 6.695.
Esta es la forma que promete aplicar la poseconomía para cumplir con “lo que se produce socialmente debe distribuirse socialmente”
Vale la pena agregar que la financiación del IN poseconómico no proviene de impuestos ni quitas de ningún otro tipo. La poseconomía se autofinancia.
Un saludo fraterno
Comité Central (transitorio) del PSP
Centro INDEV
LA POSECONOMÍA LO PUEDE TODO
Montevideo - Uruguay
By Unknown, at 3:54 p. m.
Sinceramente os recomiendo el libro de Ramiro Pinto: 2LOS FUNDAMENTOS DE LA RENTA BÁSICA Y LA PERESTROIKA DEL CAPITALISMO (Teoría Alternativa de economía política en la sociedad tecnológica y del bienestar)" No tiene desperdicio y elemina muchos perjuicios y falsas interpretaciones sobre este tema. Daniel Vargas.
By Anónimo, at 5:52 p. m.
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