HACIA EL POPULISMO, POR LA SIMPLIFICACIÓN
La penúltima metedura de pata del Presidente del Gobierno, que ha puesto en apuros incluso a quien, como su ministro de Exteriores, no tiene fama de ser un campeón de la moderación y el buen sentido, ha merecido todo tipo de calificativos y comentarios. Los más ajustados, a mi juicio, son los de aquellos que ven en esto un signo de mentalidad propia de un adolescente.
Y es que así es. José Luis Rodríguez Zapatero parece tener una forma de ver la vida y de afrontar la política propia de un estudiante de bachillerato –de bachillerato Logse, con pocas luces y menos lecturas-. Todo su imaginario parece hecho a base de clichés, soflamas, frases hechas, lecturas maniqueas y ausencia de matices. Sin duda, se lleva la palma en todo esto su visión de la historia contemporánea de España, y cómo despacha, con recurso a los tópicos más sectarios y sobados, cosas tan complejas como el devenir de la Segunda República, el Franquismo o la Transición.
Diríase que, bajo la égida del leonés, el socialismo español está en un proceso de desaprendizaje intensivo. En una especie de carrera hacia el olvido consciente del poso de realismo y de buen sentido que fue adquiriendo, si no por reflexión, sí por la práctica de gobierno. Al igual que sucede con los hijos que no abandonan el hogar paterno, la distancia del poder tiende a hacer de las formaciones políticas perpetuas adolescentes. Al convertir al socialismo español en un partido hegemónico, Felipe González lo llevó también a una cierta madurez. Cuando menos, a la aceptación de la complejidad de la realidad.
En España habíamos llegado a cotas razonablemente altas de habilidad para la convivencia con lo complejo. Gracias a los esfuerzos de unos y otros, habíamos conseguido un cierto estar en paz con nuestro pasado, por ejemplo. En el terreno exterior, se habían obrado pequeños milagros tal como el de seguir manteniendo unas más que aceptables relaciones con el mundo árabe en general mientras se desarrollaban unos crecientes intercambios con Israel –que para nosotros, conviene recordarlo, sólo existe oficialmente hace veinte años-. El mayor éxito que atesora nuestra diplomacia, conviene no olvidarlo, es la Conferencia de Paz de Madrid, de 1991. La prueba de que España, ese país mediano del Occidente Europeo, era aceptable para todas las partes, con el consiguiente potencial mediador y de contribución.
Esa misma complejidad de la realidad es la que nos ha hecho sufrir mucho a todos en temas como el del terrorismo vasco. Ya sabíamos todos que hubiera bastado ceder para que todo esto parara. Es, precisamente, el gran número de cuestiones en juego la que hace de este asunto algo endemoniado. No sólo es la “pa”. Están también la libertad, por supuesto, y la justicia, y el derecho.
Zapatero representa, ya digo, el triunfo de las soluciones simples. De los planteamientos sencillos. Yo soy bueno, tú eres malo. Yo quiero la “pa”, tú no la quieres. La izquierda es buena, y lo ha sido siempre, la derecha es mala, y lo ha sido siempre también. Y así todo.
¿Estamos, de verdad, en manos de un adolescente? Sin duda, estamos en manos de un tipo poco cultivado y muy dado a las explicaciones simplonas. Pero no creo que todo sea tan fácil. No, nada es tan simple como que los socialistas, un buen día, decidieron olvidar veinte años de hacer política de una determinada manera y arrojarse en brazos de quien parece, más bien, el secretario general de un sindicato de estudiantes de secundaria.
Mi personal teoría es que lo que hay detrás de esto es, lisa y llanamente, una estrategia de mantenimiento del poder. Como ya he expuesto en otras ocasiones, sostengo que el cambio en el socialismo español –y el pase a la ofensiva de los nacionalismos- obedece a que el punto de maduración de nuestra democracia ponía en claro riesgo su hegemonía. A que la superlegitimidad heredada de la transición se iba agotando.
Dicho en términos de marketing, la estrategia de la radicalización es una estrategia de la diferenciación. Una estrategia de protección de la marca. Zapatero simplifica los mensajes porque quiere una democracia de trazo grueso, sencillamente porque, en los matices, se van perdiendo diferencias. Si entramos en los matices, todos los gobiernos resultan ser de centro, como todas las políticas exteriores resultan tibias y vienen expresadas en ambiguo lenguaje diplomático.
El PSOE quiere devolver a España a esa adolescencia en la que emergió como la única alternativa posible. En la que todo lo demás era feo, gris y caduco. Quiere volver a empezar, porque quiere romper el equilibrio al que le abocaba el sistema. González tenía un movimiento y quiso construir un partido de gobierno. Zapatero tenía un partido de gobierno y quiere construir un régimen.
Un régimen populista, demagogo y de mensajes simplones. Un régimen en el que hasta Moratinos se puede quedar fuera.
Y es que así es. José Luis Rodríguez Zapatero parece tener una forma de ver la vida y de afrontar la política propia de un estudiante de bachillerato –de bachillerato Logse, con pocas luces y menos lecturas-. Todo su imaginario parece hecho a base de clichés, soflamas, frases hechas, lecturas maniqueas y ausencia de matices. Sin duda, se lleva la palma en todo esto su visión de la historia contemporánea de España, y cómo despacha, con recurso a los tópicos más sectarios y sobados, cosas tan complejas como el devenir de la Segunda República, el Franquismo o la Transición.
Diríase que, bajo la égida del leonés, el socialismo español está en un proceso de desaprendizaje intensivo. En una especie de carrera hacia el olvido consciente del poso de realismo y de buen sentido que fue adquiriendo, si no por reflexión, sí por la práctica de gobierno. Al igual que sucede con los hijos que no abandonan el hogar paterno, la distancia del poder tiende a hacer de las formaciones políticas perpetuas adolescentes. Al convertir al socialismo español en un partido hegemónico, Felipe González lo llevó también a una cierta madurez. Cuando menos, a la aceptación de la complejidad de la realidad.
En España habíamos llegado a cotas razonablemente altas de habilidad para la convivencia con lo complejo. Gracias a los esfuerzos de unos y otros, habíamos conseguido un cierto estar en paz con nuestro pasado, por ejemplo. En el terreno exterior, se habían obrado pequeños milagros tal como el de seguir manteniendo unas más que aceptables relaciones con el mundo árabe en general mientras se desarrollaban unos crecientes intercambios con Israel –que para nosotros, conviene recordarlo, sólo existe oficialmente hace veinte años-. El mayor éxito que atesora nuestra diplomacia, conviene no olvidarlo, es la Conferencia de Paz de Madrid, de 1991. La prueba de que España, ese país mediano del Occidente Europeo, era aceptable para todas las partes, con el consiguiente potencial mediador y de contribución.
Esa misma complejidad de la realidad es la que nos ha hecho sufrir mucho a todos en temas como el del terrorismo vasco. Ya sabíamos todos que hubiera bastado ceder para que todo esto parara. Es, precisamente, el gran número de cuestiones en juego la que hace de este asunto algo endemoniado. No sólo es la “pa”. Están también la libertad, por supuesto, y la justicia, y el derecho.
Zapatero representa, ya digo, el triunfo de las soluciones simples. De los planteamientos sencillos. Yo soy bueno, tú eres malo. Yo quiero la “pa”, tú no la quieres. La izquierda es buena, y lo ha sido siempre, la derecha es mala, y lo ha sido siempre también. Y así todo.
¿Estamos, de verdad, en manos de un adolescente? Sin duda, estamos en manos de un tipo poco cultivado y muy dado a las explicaciones simplonas. Pero no creo que todo sea tan fácil. No, nada es tan simple como que los socialistas, un buen día, decidieron olvidar veinte años de hacer política de una determinada manera y arrojarse en brazos de quien parece, más bien, el secretario general de un sindicato de estudiantes de secundaria.
Mi personal teoría es que lo que hay detrás de esto es, lisa y llanamente, una estrategia de mantenimiento del poder. Como ya he expuesto en otras ocasiones, sostengo que el cambio en el socialismo español –y el pase a la ofensiva de los nacionalismos- obedece a que el punto de maduración de nuestra democracia ponía en claro riesgo su hegemonía. A que la superlegitimidad heredada de la transición se iba agotando.
Dicho en términos de marketing, la estrategia de la radicalización es una estrategia de la diferenciación. Una estrategia de protección de la marca. Zapatero simplifica los mensajes porque quiere una democracia de trazo grueso, sencillamente porque, en los matices, se van perdiendo diferencias. Si entramos en los matices, todos los gobiernos resultan ser de centro, como todas las políticas exteriores resultan tibias y vienen expresadas en ambiguo lenguaje diplomático.
El PSOE quiere devolver a España a esa adolescencia en la que emergió como la única alternativa posible. En la que todo lo demás era feo, gris y caduco. Quiere volver a empezar, porque quiere romper el equilibrio al que le abocaba el sistema. González tenía un movimiento y quiso construir un partido de gobierno. Zapatero tenía un partido de gobierno y quiere construir un régimen.
Un régimen populista, demagogo y de mensajes simplones. Un régimen en el que hasta Moratinos se puede quedar fuera.
4 Comments:
¿Estrategia de mantenimiento del Poder?¿Simplificacion de las ideas?
Uf.... no sigo pensando no vaya a ser que cometa un crimental...
By Anónimo, at 5:44 p. m.
Zapatero nunca pensó que estaría donde está y para hacer lo que venía haciendo hasta ahora, apretar un botón, previamente señalado por otro, tiene formación y carácter más que adecuados.
By Anónimo, at 10:28 a. m.
Sinceramente, y hablando con el máximo rigor de que soy capaz, todo esto que sucede ahora me parece: DE CHISTE.
Dejemos de lado un momento a ZP. Es decir, se supone -AHORA- que cuando Israel invade un país (Líbano) después de haber hecho lo propio con "otro" (Palestina/Gaza) por unas razones, absolutamente, y digo: absolutamente injustificables, y ya no porque la represalia no se corresponda con la agresión. No. Es que porque secuestren a dos soldados no puede nadie invadir un país, excepto, claro, Israel. Decía que, cuando Israel hace estas cosas -AHORA- hay que decir que "tiene derecho a defenderse" porque si no se PREsupone que se está en la creencia de que "el Estado de Israel no tiene derecho a existir"... o algo semejante. Otro lugar común es el del "antisemitismo", es otra significación más de la táctica del reaccionario moderno (actual), aquél que todo lo da por sobreentendido, aquél que no tiene por qué explicar nada. Nada. De nada. Basta con decir un par de vocablos como "terrorista" (o "antisemita") para cepillarse a centenares o miles de personas. Da ABSOLUTAMENTE IGUAL que el otro bando -la parte despreciable de éste, seamos serios- haya matado a la décima parte, o menos, eso es irrelevante, basta con razonamientos como el que sigue:
"Somos una democracia somos buenos"/ "somos buenos, ellos yerran"/ "Somos buenos, podemos hacer lo que nos dé la gana"/ "SIEMPRE".
A partir de este razonamiento sencillísimo se sobreentiende que quien no esté de acuerdo es "antisemita" o "antisionista" o incluso, en el colmo de la desvergüenza "antiisraelí". Porque qué sucede, ¿que ahora no se puede ser antisionista o antiisraelí? Se comprende -se sobreentiende!- que antisemita no se puede (no se debe). Pero hombre, es que ahora no se puede ser "antiisraelí" o, a efectos de Gobierno, ¿posicionarse contra las políticas del Estado de Israel? Es que parece una broma de verdad, se puede ser un RADICAL antifrancés, antieuropeo, se puede ser cualquier cosa, pero eso sí, aunque Israel invada países, mantenga en campos de refugiados (por así llamarlos) a una nación entera, mate diez veces más (o más) personas que el otro bando y etc, etc siendo todos hechos objetivos (y hasta cuantificables TODOS) no se puede ser "antiisraelí"? Y/O, se tienen, de hecho, que hacer esas salvedades? Pero estamos de broma o qué? ^[y el sionismo es bastante discutible, aunque YO no soy un opositor encarnizado].
Hemos llegado al punto de que no se puede uno oponer a un Estado, esto es así -se sobreentiende!- si ese Estado es de los señalados como "buenos" por esta especie de amalgama reaccionaria neoconservadora. Lo de Israel ya clama al cielo.
En fin, esto llevaría horas así que termino ya. Yo no dejo de lado el papel que pueda tener Irán y Siria en el tema del Líbano ni dejo de lado que es complicado "aceptar" que la facción armada de la formación que gobierna otro Estado (Hamás) secuestre a nacionales sin "hacer nada", pero hombre, un poco de seriedad, cuando menos dialéctica. Cuando menos DIALÉCTICA. Estas estúpidas salvedades, propias, sí, de mentes adolescentes, aborregadas por el dedo que decide el bien y el mal (no "ntre", no, "el", porque tanto da lo que haga Israel, siempre será "el bueno", quiero decir: "el Bien") ya son un poco demasiado insoportables, al menos estos días. El caso es que Israel mata muchísimo más, y el caso es que en semana y media invadió dos países y el caso es que no pasó nada. Nada. ¿Y encima, si se dice que no pueden hacer eso que hacen -decirlo aunque sólo sea en estos días- está mal? No es que sea equivocado, que seguramente, es que "está mal".
¿Pero está bien matar a 300 civiles del Líbano porque ellos - Hezbolá, seamos serios- tiran sus cohetes y secuestran dos soldados?
1) Se puede hacer/justificar ésto?
2) Es que esto está bien?
3) Es que no se puede decir que es inadmisible?
Ya digo, se puede criticar a aquel gobierno que lo haga, porque de lo que se trata es de resolver los problemas y no de luchar por la "Justicia universal", pero hombre, tanto como que no se pueda decir... me refiero a que según se pretende insinuar, es que está objetivamente mal decirlo, que está mal moralmente; en resumen: que "el malo" (dejémoslo estar que me alargo más) no es Israel. Hombre, las cosas en su sitio, es Israel quien más mata, quien más invade, quien más encarcela (campos de refugiados) y quien más todo lo malo.... y que ante dos invasiones en 10 días se diga que ya está bien y clamen todos los paladines de la LIBERTAD -me desojono con esto, sin más, me descojono; querría saber a qué se refieren algunos cuando dicen "libertad" porque es que NI ME LO IMAGINO- clamando, diciendo que es de "radical", diciendo "antisemita" (sin prueba alguna), e incluso "antiisraelí", utilizando como insultos palabras que ni siquiera lo son pero que sobreentienden aquellas mentiras sobre las que los metirosos sustentan la supuesta verdad.
ES PATÉTICO. Ya sé que "no se trata de cifras", "no se trata de números" y no se trata, en definitiva, de lo que no se quiere que se trate (ni de las bombas de fósforo ni de nada) se trata sencillamente de que "estos son los buenos y estos los malos"; malo ahora se traduce como "terrorista", en una dialéctica más amplia, que comprende mucho más, la "Guerra contra el terrorismo"... Reagan ya hizo la suya para invadir media, "media" Centroamérica. Realmente es PENOSO, ya no es que unos hagan y no dejen hacer a los demás, es que NI SIQUIERA se puede denunciar de palabra.
¿Es esta la libertad de que tanto hablan los paladines del valor y la democracia?
Por cierto, la Atenas de Pericles también era una democracia, y también era un Imperio AGRESOR, el tema -imagino- es que no existía el liberalismo ni, consecuentemente, liberales ("""liberales""") que nos vienieran con estos cuentos. Se mataba igual, pero al menos se podía decir que se hacía "igual" y que, en ocasiones, se hacía muchísimo más.
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[Que nadie diga que simplifico porque no me he metido a tratar la cuestión, NI concreta (invasiones de Líbano-Gaza), NI amplia (el tema de Israel en general). Pero aquí estoy si alguien quiere comentarlo]
By Fritz, at 6:56 a. m.
"Es que porque secuestren a dos soldados no puede nadie invadir un país, excepto, claro, Israel."
A esto añadir -y sin entrar con Irán y Siria- que Hezbolá podía imaginar lo que ocurriría al secuestrar a los dos soldados. Ocurriría lo mismo que con Gaza. [Apunte: Hezbolá tiene el 9% de los votos libaneses, ¿qué hacer? Destruir el aeropuerto de Beirut y las infraestructuras. Si está claro xD. Realmente da ASCO]
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Ah!, se me olvidaba, una cosa que dicen Los Paladines es cierta: LOS MUERTOS SIEMPRE LOS PONEN LOS MISMOS.
Pero es que se puede ser más sinvergüenza? Ya no se puede NI hablar en este mundo de """liberales"""!
Sí "usuario anónimo", debemos andar cerca del "crimental", pero para maximizar beneficios en lugar de ponernos una pantalla a cada uno en casa nos llevaran a una inmensa explanada abierta donde colocarán una pantalla gigante; hay que recordar que estos son neoliberales no comunistas, optimicemos, optimicemos...
By Fritz, at 7:04 a. m.
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