AUTORES DE CABECERA
Me entero a través de LD y de algún blog que se toma la molestia de comentarlo de que un tal Suso de Toro –escritor, por lo visto- afirma, a propósito de la concentración del 10J que, como de costumbre, fue en Madrid, que Madrid es una ciudad tomada por la extrema derecha. Me entero también de que el susodicho Suso es el escritor de cabecera del Presidente del Gobierno, o eso dicen. Me consuela saber que el Presidente no sólo lee libros de autoayuda y zen, aunque no sé muy bien, por pura ignorancia, lo confieso, a qué género atribuir la obra del muchacho éste. Por otra parte, al Presidente del Gobierno le cuadra mucho eso de tener autores “de cabecera”. Dos o tres, todo lo más, que le ahorren el farragoso buscar, a diestra y a siniestra, en que consiste el formarse cabal opinión. Al fin y al cabo, y ya que no en vano nuestro ZP se define pragmático, ¿a qué dejarse las pestañas a la luz del flexo si, total, uno va a terminar sabiendo que no sabe nada? (He ahí la prueba, eso lo dijo un tipo muy leído, que pasó a la historia por una frase que, total, es menos epatante que las que ZP prodiga día sí y día también).
Imagino que una manifa trufada de camisas azules, en actitud vociferante, dando vivas a Cristo Rey y armando tangana era lo que algunos hubieran deseado. Sobre todo los fabricantes de camisas porque, a juzgar por todos los que fuimos, a camisa por barba, más que junio hubiera sido el agosto. Y es que, al fin y al cabo, en la talla del enemigo, su peligrosidad, proporciona cierto desahogo moral.
Pues siento decepcionar. Cualquiera que haya visto las fotos habrá caído en la cuenta de de los que estábamos allí no matábamos una mosca, sobre todo porque había mucha, mucha gente entrada en años. Mucha curtida en el sufrir, pero sin ninguna práctica en lo de agredir. No, no es rival que dé honra. Más bien, me temo que con semejantes oponentes... se siente uno un mierda, las cosas como son. ¿No será eso, que se sienten unos mierdas, en el fondo? Porque hace falta ser un mierda, y de campeonato, para atreverse a insultar, cuando menos, a alguna de la gente que estaba por allí. Y por ahí no podemos pasar, no. Alguno se sentirá, seguro, infinitamente traidor, mezquino y cobarde. Lógico. Lo es. Traidor, mezquino y cobarde. Así es la vida. Quien quiera honra, que busque enemigo que se la proporcione.
¿Madrid, un reducto de la extrema derecha? No tengo ni idea de dónde vive el tal Suso, pero Madrid lo conoce poco. Pero, si lo pienso bien, es posible, es probable que no le guste. Porque Madrid es, sin ningún género de dudas, un lugar donde brilla la democracia, dentro de lo que la democracia es capaz de brillar, de Pirineos para abajo. Es que es jodida, la democracia. La democracia obliga a vivir con gente que no piensa como tú. Y cuando vas al quiosco, la mitad de los periódicos dicen lo que tú quieres que digan. Pero la otra mitad no. Son unos cabrones y unos fachas. Y escriben lo que les da la gana. Como te lo cuento, tío. Lo que les da la gana. Pones la radio, y ¡sale gente que se mete con el gobierno! Es verdad, claro que, si cambias de canal, música celestial. Pero no ocurre lo que tiene que ocurrir, ¿verdad, Suso? No ocurre que todos los diales, y todos los periódicos, y todas las cadenas de televisión digan exactamente lo mismo. O rompemos la baraja. Como en la Barcelona de los prodigios (nunca mejor dicho, ahora sí que ocurren allí cosas pasmosas), de un tiempo a esta parte. La Barcelona, o la Gerona, de la unanimidad-o-te-abro-la-cabeza.
En Madrid, se puede dar tranquilamente una conferencia de lo que te pete donde te dé la realísima gana. Nadie va a ir a pegarte por ello, y si alguien lo intenta, la policía suele hacer por protegerte. Todo lo más, al día siguiente, en la crónica –si es que algún periodista se molesta en ir a escucharlo- te pueden poner pingando. Pero se supone que para eso abrimos la boca, ¿no? Para no contestar, ya está la pared, ¿verdad, Suso?
Madrid no es una ciudad de extrema derecha. Es una ciudad plural, simplemente. En la que nadie dijo que estuviera tomada por la extrema izquierda cuando se produjeron manifestaciones contra otros gobiernos –ha habido muchas, contra gobiernos de todos los colores-.
El sábado, Madrid, una vez más, cumplió con su labor simbólica. La labor de la capital de todos. Madrid es la capital de España. Es la capital del concepto discutido y discutible. Y de vez en cuando escogen juntarse en ella unos cuantos cientos de miles que no sólo lo ven discutible, sino que lo ven meridianamente claro. Y, ¿dónde van? Pues a la capital, claro. A la ciudad de todos. A una ciudad que, en sí, jamás ha sido extremosa de nada, pero que ha padecido todos los extremismos. A una ciudad cien veces mártir. Porque no sé si sabes, Suso, que esta ciudad ya fue castigada por rebelde. No una, sino muchas veces.
No, no es la extrema derecha. Es que los españoles existen, aunque a muchos les joda. Y no se ven a sí mismos como discutidos y discutibles. Ellos también tienen una bandera a la que acogerse, un idioma en el que hablarse y, si les viene en gana, una capital en la que juntarse y desde la que gritar, elevar la voz con sus demandas.
No, no es la extrema derecha. Podría serlo, también, ¿por qué no? Pero no lo es. Es, simplemente, la democracia funcionando. Es el otro. El que no te da la razón. En un par de cientos de años, amigo Suso, con buena voluntad, lo habréis entendido.
Ah, y no te preocupes por Madrid. Es tan sólida que hasta nos podríamos permitir el lujo de que las elecciones las ganara Simancas.
Imagino que una manifa trufada de camisas azules, en actitud vociferante, dando vivas a Cristo Rey y armando tangana era lo que algunos hubieran deseado. Sobre todo los fabricantes de camisas porque, a juzgar por todos los que fuimos, a camisa por barba, más que junio hubiera sido el agosto. Y es que, al fin y al cabo, en la talla del enemigo, su peligrosidad, proporciona cierto desahogo moral.
Pues siento decepcionar. Cualquiera que haya visto las fotos habrá caído en la cuenta de de los que estábamos allí no matábamos una mosca, sobre todo porque había mucha, mucha gente entrada en años. Mucha curtida en el sufrir, pero sin ninguna práctica en lo de agredir. No, no es rival que dé honra. Más bien, me temo que con semejantes oponentes... se siente uno un mierda, las cosas como son. ¿No será eso, que se sienten unos mierdas, en el fondo? Porque hace falta ser un mierda, y de campeonato, para atreverse a insultar, cuando menos, a alguna de la gente que estaba por allí. Y por ahí no podemos pasar, no. Alguno se sentirá, seguro, infinitamente traidor, mezquino y cobarde. Lógico. Lo es. Traidor, mezquino y cobarde. Así es la vida. Quien quiera honra, que busque enemigo que se la proporcione.
¿Madrid, un reducto de la extrema derecha? No tengo ni idea de dónde vive el tal Suso, pero Madrid lo conoce poco. Pero, si lo pienso bien, es posible, es probable que no le guste. Porque Madrid es, sin ningún género de dudas, un lugar donde brilla la democracia, dentro de lo que la democracia es capaz de brillar, de Pirineos para abajo. Es que es jodida, la democracia. La democracia obliga a vivir con gente que no piensa como tú. Y cuando vas al quiosco, la mitad de los periódicos dicen lo que tú quieres que digan. Pero la otra mitad no. Son unos cabrones y unos fachas. Y escriben lo que les da la gana. Como te lo cuento, tío. Lo que les da la gana. Pones la radio, y ¡sale gente que se mete con el gobierno! Es verdad, claro que, si cambias de canal, música celestial. Pero no ocurre lo que tiene que ocurrir, ¿verdad, Suso? No ocurre que todos los diales, y todos los periódicos, y todas las cadenas de televisión digan exactamente lo mismo. O rompemos la baraja. Como en la Barcelona de los prodigios (nunca mejor dicho, ahora sí que ocurren allí cosas pasmosas), de un tiempo a esta parte. La Barcelona, o la Gerona, de la unanimidad-o-te-abro-la-cabeza.
En Madrid, se puede dar tranquilamente una conferencia de lo que te pete donde te dé la realísima gana. Nadie va a ir a pegarte por ello, y si alguien lo intenta, la policía suele hacer por protegerte. Todo lo más, al día siguiente, en la crónica –si es que algún periodista se molesta en ir a escucharlo- te pueden poner pingando. Pero se supone que para eso abrimos la boca, ¿no? Para no contestar, ya está la pared, ¿verdad, Suso?
Madrid no es una ciudad de extrema derecha. Es una ciudad plural, simplemente. En la que nadie dijo que estuviera tomada por la extrema izquierda cuando se produjeron manifestaciones contra otros gobiernos –ha habido muchas, contra gobiernos de todos los colores-.
El sábado, Madrid, una vez más, cumplió con su labor simbólica. La labor de la capital de todos. Madrid es la capital de España. Es la capital del concepto discutido y discutible. Y de vez en cuando escogen juntarse en ella unos cuantos cientos de miles que no sólo lo ven discutible, sino que lo ven meridianamente claro. Y, ¿dónde van? Pues a la capital, claro. A la ciudad de todos. A una ciudad que, en sí, jamás ha sido extremosa de nada, pero que ha padecido todos los extremismos. A una ciudad cien veces mártir. Porque no sé si sabes, Suso, que esta ciudad ya fue castigada por rebelde. No una, sino muchas veces.
No, no es la extrema derecha. Es que los españoles existen, aunque a muchos les joda. Y no se ven a sí mismos como discutidos y discutibles. Ellos también tienen una bandera a la que acogerse, un idioma en el que hablarse y, si les viene en gana, una capital en la que juntarse y desde la que gritar, elevar la voz con sus demandas.
No, no es la extrema derecha. Podría serlo, también, ¿por qué no? Pero no lo es. Es, simplemente, la democracia funcionando. Es el otro. El que no te da la razón. En un par de cientos de años, amigo Suso, con buena voluntad, lo habréis entendido.
Ah, y no te preocupes por Madrid. Es tan sólida que hasta nos podríamos permitir el lujo de que las elecciones las ganara Simancas.
4 Comments:
El psoe está tan acostumbrado a la manifa radical, en la que se recolecta una manada de borregos con un logo incuestionable, y luego se provoca desde la organización para ejercer la violencia selectiva para sus enemigos.
Lo sé porque he participado en bastantes
By Anónimo, at 9:17 p. m.
La verdad es que manifestarse contra el diálogo constructivo con el Movimiento Vasco de Liberación Nacional suena a fachilla. Ah, perdón, que ya no se dice así, sino "entrega de España a la banda asesina". En ese caso no, el tal Suso desvaría.
Respecto a lo de Simancas, no estoy tan segura de que Madrid lo pueda soportar. Aunque lo mismo diría de La Mancha, como gane una divorciada madre soltera por fecundación artificial (ojo, que eso me merce todos los respetos)como ella misma reconoce,pero que no es de la izquierda dinamitadora de la familia como podría pensarse, sino del PP, y que de La Mancha sólo conoce el queso ...
By Anónimo, at 9:26 p. m.
Yo tampoco estoy seguro de que el país vasco aguante a un maltratador, a un ignorante o que Andalucía aún aguante a un déspota o que Galicia la gobierne un inadaptado o que en Valencia se estén dando de mamporros o de que Cataluña es regida por un borracho, un charnego fascista y sus hordas nazis lideradas por un hitlercito enano y calvo.
Muchas de ellas ya están perdidas, otras en proceso...
By Anónimo, at 9:40 p. m.
Suso de Toro debe su fama a Rajoy. Des de que aquella mente privilegiada decidió hundir el prestige en medio del Atlántico proque era la mejor solución, sus libros se empezaron a vender como su churros. Acción.reacción.
By Pedro, at 2:05 a. m.
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