¿OTRA IZQUIERDA ES POSIBLE?
“...
La-izquierda-nos-ha-decepcionado. Es muy pedagógico comprobar que sólo la izquierda dispone de esta caja B. Un fondo reservado. La derecha se equivoca. O roba. O mata. O corrompe. La izquierda sólo decepciona. Todos los errores y los delitos de la izquierda son desviaciones. La izquierda, la de verdad, la del fondo (del armario y de armario) nunca puede ser juzgada. Es por completo inaprensible.
Desde 1980, fecha de llegada al trono del Honorable Jordi Pujol, han pasado 26 años. Y ni un solo día sin que los atónitos profesionales dejaran de reconocer que la izquierda está en otra parte. Ya está bien de fantasmas. La izquierda, hoy, la izquierda realmente existente, es esto. Este fracaso. Estos ministros en la tierra. Este Monte Carmelo.”
Las palabras no son mías, aunque las suscribo enteramente. Tampoco son de Revel, o de Rodríguez Braun, o de Juaristi, ni de Jiménez Losantos. No provienen de ningún bloguero liberal o fuente por el estilo.
Son palabras de Arcadi Espada (El Mundo del 12 de mayo de 2006). Y son especialmente valiosas porque Espada se considera a sí mismo, creo, un hombre de izquierda.
Valiosas porque son una muestra de decencia inhabitual. Es verdad que ha hecho falta pasar por el esperpento del tripartito, por el colapso de los valores para que esto suceda. Pero aquí lo tenemos. El paso era inevitable, supongo. Lo exige la lógica y quienes no lo dan es porque son incapaces de imponerse a sus propios prejuicios. No es posible abordar con un mínimo de honradez lo que ha sucedido, lo que está sucediendo, en Cataluña y en España y que la izquierda salga, por enésima vez, intacta, de rositas.
Al tiempo, si se quiere paradójicamente, las palabras de Espada llevan en sí su propia negación. Sí, la izquierda que hay, la de la sonrisa boba de Zapatero, la del buenismo idiota, la inmoral de Zabaleta, la artera de Rubalcaba o, en fin, el languideciente batiburrillo de Izquierda Unida son la izquierda realmente existente. No hay más. O sí. Ahí están estas palabras para demostrar que otra izquierda existe o, cuando menos, es posible.
Porque la autocrítica es, casi siempre, el primer paso para volver a construir. La izquierda española necesita desesperadamente repensarse (y aun en esto le lleva cierta ventaja a la derecha, que tiene todavía que pensarse por vez primera). Y el primer paso es volverse democrática, rechazar el modelo priísta. Rechazar, en suma, el engendro que hoy representa el Partido Socialista –y que nace, conviene no olvidarlo, de la “pérdida de la ilusión” que representó el Felipismo-. Porque de la autocrítica nacerá también el respeto al otro, seguro.
Por supuesto, la izquierda nihilista, la amoral, la desvergonzada, proclamará que, en realidad, Espada “ha dejado de ser de izquierdas”. Como, supongo, lo han dejado ya de ser Savater, Díez, Boadella, Azúa y tantos y tantos. Esa izquierda tiene un interés desesperado en continuar siendo, de veras, la izquierda realmente existente, la única.
El “proyecto Ciutadans” tiene muchas lecturas y muchas posibles derivaciones. Es posible que su recorrido se agote en su espacio natural. Imagino que será lo probable si no consigue estructurarse y si los promotores iniciales no pasan el testigo a otras gentes. Pero puede ser también muchas otras cosas.
Es posible que sea el germen de una izquierda moralmente rearmada, que reclame, de nuevo, para el ciudadano, el espacio político que le corresponde. La oposición al nacionalismo –el leit motiv del experimento- no lo es sólo en tanto que fuerza desmembradora sino, sobre todo, en tanto que fuerza reaccionaria. Y esa es la diferencia básica con otras oposiciones.
No se trata, en este caso, de España o Cataluña, de España o País Vasco. Se trata de modernidad, apertura, libertades, ciudadanía frente a reacción, anquilosamiento, clientelismo, cerrazón. Se trata de un proyecto político de mucho más alcance que el mero “no”.
Y, ¿saben lo que les digo? Me atrae, me atrae mucho más que las propuestas de un Partido Popular carente de ideas. Es posible, es seguro que haya un mundo de discrepancias de distinto orden entre esa izquierda que estos señores quieren representar y mi concepción del liberalismo –que, como valor entendido, adscribo a la derecha-. Pero creo también que existe mucho campo para la coincidencia. Las discrepancias que, ya digo, las hay, podrían aparcarse. Antes con Espada que con Zarzalejos, créanme.
No sé si soy representativo de algo más que de mí mismo –quiero suponer que alguien habrá que piense como yo-, pero creo que sigue habiendo un espacio importante para un consenso fundamental en la sociedad española. Hay mucho hueco para un proyecto construido en torno al ciudadano. Mucho sitio para entenderse y mucho tiempo para discrepar, más tarde, sobre cosas normales. Hace falta, para ello, que algunos se nieguen a acompañar al líder, que no crucen el abismo moral que los demás no podemos cruzar. Porque ahí no nos podemos encontrar. Si hacerle carantoñas a Jone Goiricelaya es nuestro destino, es mucho mejor abandonar el barco.
Pero si otra izquierda es posible, otra España también lo es.
La-izquierda-nos-ha-decepcionado. Es muy pedagógico comprobar que sólo la izquierda dispone de esta caja B. Un fondo reservado. La derecha se equivoca. O roba. O mata. O corrompe. La izquierda sólo decepciona. Todos los errores y los delitos de la izquierda son desviaciones. La izquierda, la de verdad, la del fondo (del armario y de armario) nunca puede ser juzgada. Es por completo inaprensible.
Desde 1980, fecha de llegada al trono del Honorable Jordi Pujol, han pasado 26 años. Y ni un solo día sin que los atónitos profesionales dejaran de reconocer que la izquierda está en otra parte. Ya está bien de fantasmas. La izquierda, hoy, la izquierda realmente existente, es esto. Este fracaso. Estos ministros en la tierra. Este Monte Carmelo.”
Las palabras no son mías, aunque las suscribo enteramente. Tampoco son de Revel, o de Rodríguez Braun, o de Juaristi, ni de Jiménez Losantos. No provienen de ningún bloguero liberal o fuente por el estilo.
Son palabras de Arcadi Espada (El Mundo del 12 de mayo de 2006). Y son especialmente valiosas porque Espada se considera a sí mismo, creo, un hombre de izquierda.
Valiosas porque son una muestra de decencia inhabitual. Es verdad que ha hecho falta pasar por el esperpento del tripartito, por el colapso de los valores para que esto suceda. Pero aquí lo tenemos. El paso era inevitable, supongo. Lo exige la lógica y quienes no lo dan es porque son incapaces de imponerse a sus propios prejuicios. No es posible abordar con un mínimo de honradez lo que ha sucedido, lo que está sucediendo, en Cataluña y en España y que la izquierda salga, por enésima vez, intacta, de rositas.
Al tiempo, si se quiere paradójicamente, las palabras de Espada llevan en sí su propia negación. Sí, la izquierda que hay, la de la sonrisa boba de Zapatero, la del buenismo idiota, la inmoral de Zabaleta, la artera de Rubalcaba o, en fin, el languideciente batiburrillo de Izquierda Unida son la izquierda realmente existente. No hay más. O sí. Ahí están estas palabras para demostrar que otra izquierda existe o, cuando menos, es posible.
Porque la autocrítica es, casi siempre, el primer paso para volver a construir. La izquierda española necesita desesperadamente repensarse (y aun en esto le lleva cierta ventaja a la derecha, que tiene todavía que pensarse por vez primera). Y el primer paso es volverse democrática, rechazar el modelo priísta. Rechazar, en suma, el engendro que hoy representa el Partido Socialista –y que nace, conviene no olvidarlo, de la “pérdida de la ilusión” que representó el Felipismo-. Porque de la autocrítica nacerá también el respeto al otro, seguro.
Por supuesto, la izquierda nihilista, la amoral, la desvergonzada, proclamará que, en realidad, Espada “ha dejado de ser de izquierdas”. Como, supongo, lo han dejado ya de ser Savater, Díez, Boadella, Azúa y tantos y tantos. Esa izquierda tiene un interés desesperado en continuar siendo, de veras, la izquierda realmente existente, la única.
El “proyecto Ciutadans” tiene muchas lecturas y muchas posibles derivaciones. Es posible que su recorrido se agote en su espacio natural. Imagino que será lo probable si no consigue estructurarse y si los promotores iniciales no pasan el testigo a otras gentes. Pero puede ser también muchas otras cosas.
Es posible que sea el germen de una izquierda moralmente rearmada, que reclame, de nuevo, para el ciudadano, el espacio político que le corresponde. La oposición al nacionalismo –el leit motiv del experimento- no lo es sólo en tanto que fuerza desmembradora sino, sobre todo, en tanto que fuerza reaccionaria. Y esa es la diferencia básica con otras oposiciones.
No se trata, en este caso, de España o Cataluña, de España o País Vasco. Se trata de modernidad, apertura, libertades, ciudadanía frente a reacción, anquilosamiento, clientelismo, cerrazón. Se trata de un proyecto político de mucho más alcance que el mero “no”.
Y, ¿saben lo que les digo? Me atrae, me atrae mucho más que las propuestas de un Partido Popular carente de ideas. Es posible, es seguro que haya un mundo de discrepancias de distinto orden entre esa izquierda que estos señores quieren representar y mi concepción del liberalismo –que, como valor entendido, adscribo a la derecha-. Pero creo también que existe mucho campo para la coincidencia. Las discrepancias que, ya digo, las hay, podrían aparcarse. Antes con Espada que con Zarzalejos, créanme.
No sé si soy representativo de algo más que de mí mismo –quiero suponer que alguien habrá que piense como yo-, pero creo que sigue habiendo un espacio importante para un consenso fundamental en la sociedad española. Hay mucho hueco para un proyecto construido en torno al ciudadano. Mucho sitio para entenderse y mucho tiempo para discrepar, más tarde, sobre cosas normales. Hace falta, para ello, que algunos se nieguen a acompañar al líder, que no crucen el abismo moral que los demás no podemos cruzar. Porque ahí no nos podemos encontrar. Si hacerle carantoñas a Jone Goiricelaya es nuestro destino, es mucho mejor abandonar el barco.
Pero si otra izquierda es posible, otra España también lo es.
3 Comments:
Pues gracias por sus posts. Me merece usted más crédito que algunos de esos diletantes "Ciutadans..." de no se sabe dónde. Otros, como Antonio Robles, dicen las verdades del barquero.
By Anónimo, at 2:20 p. m.
Las palabras de Espada son de lo más lúcido que he oído. Pero creo que él no se considera de izquierdas, aunque lo fuera en el pasado y aunque la mayoría de sus compañeros de partido sí lo sean. Pero creo que no es su caso, y así se entienden mejor sus palabras.
Ésta es la clave. La izquierda siempre será izquierda, pero por mucho que Clinton diga que su país preferido es Irán no puedes comparar la izquierda americana y la española. La primera es democrática y la segunda es totalitaria y por supuesto corrupta.
La gran desgracia de este país es que no hay partido socialdemócrata. La UCD hizo tremendamente mal englobando a los socialdemócratas junto a liberales y democrisitianos en un partido "de centro". Por una parte se aseguró su propio fin mediante implosión, y por otra parte desactivó a la izquierda democrática, dejando que el PSOE ocupara el espacio electoral que debería haber ocupado aquélla. Cuando la UCD pagó este pecado desapareciendo, de los socialdemócratas sólo quedaban restos que se integraron y fueron completamente disueltos en un partido antidemocrático como el PSOE.
La puntilla fue el asesinato del órgano de la socialdemocracia española, el Grupo 16, cómo no, por parte del PSOE.
By JP, at 7:02 p. m.
Bueno, el nihilismo de la izquierda es algo qeu mucha gente de izquierda criticamos :). Incluido, en el interior del partido socialista, donde hay muchos tipos de corrientes y formas de ver las cosas. Yo mismo soy militante del PSOE y te invito a echar un vistazo a este artículo escrito por mí http://www.socialdemocracia.org/content/view/132/69/
Pero también lo son los maragallistas y compañia. Tanto el psoe como el pp agrupan a amplios sectores de la izquierda y de la derecha, y en el pp es aún mas increíble cuando se juntan los liberales y los conservadores que, os guste o no, es una mezcla mucho más explosiva que socialdemócratas y socialistas a secas.
Por otro lado, soy muy escéptio (aunque me gusta mucho la idea) respecto al Ciutadans de catalunya. Creo que lo único que van a hacer es rascarle algún voto al pp y al psc, pero no van a ser, ni de lejos, una importante alternativa. Una parte de culpa la tiene jimenez losantos y los que le siguen que han alabado el proyecto, lo que hace qeu automáticamente los pone al otro lado de la línea de separa la izquierda y la derecha porque jimenez losantos es muchas cosas, pero no es de izquierdas.
En fin, nada más. También me gustaría leer de vez en cuando posts sobre "otra derecha es posible" porque algunos nos cuesta tragar que el liberalismo aloje entre sus filas a gente qeu apoya a georges bush y el rollo neocon internacional.
By Citoyen, at 2:55 a. m.
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