EL 4J: ALGUNAS ACLARACIONES
Mi post de anteayer en relación con la manifestación convocada por las Asociaciones de Víctimas del Terrorismo recibió un interesante comentario, que quisiera contestar. Mi corresponsal, al que, por supuesto, agradezco su comentario, afirma estar confuso, en parte respecto a la propia manifestación, en parte respecto a mis propias expresiones – y lo último que quisiera yo es pecar de lo mismo que tanto critico en otros, la vaciedad de contenido o la excesiva ambigüedad.
Dice Félix, que así firma, que no terminó de entender qué se pidió el otro día. Se pidió, sí, no negociar con ETA. Pero, con buen juicio, dice que no es lo mismo “negociar” que “hablar”. ¿Exigen las víctimas que no se negocie o, incluso, que no se hable? La distinción es pertinente, porque, en efecto, no es lo mismo negociar que hablar. Más bien lo segundo es condición necesaria, que no suficiente, de lo primero –he ahí, por ejemplo, la trampa saducea del, en su día, famoso “plan saudí” que reconocía, como fin de la negociación, la simple capacidad de interlocución, reconocía al estado de Israel la personalidad-. No creo que las víctimas del terrorismo se opusieran a “hablar” con ETA, si fuera posible mantener realmente tan sutil distinción.
El problema es que, en la práctica, no es tan sencillo. No es verdad que el Gobierno ZP esté, solo, por la labor de hablar con ETA. Eso, en primer lugar, es un sinsentido, hablar, ¿de qué? “Hablar” sólo puede entenderse como una fase previa de la negociación –tenga esta la amplitud que tenga- toda vez que no creo que ETA vaya a conformarse con que, simplemente, se le reconozca capacidad de interlocución, entre otras cosas porque esa ya la tiene, siempre la ha tenido. Pero es que, además, hay que insistir en que el zapaterismo persiste en la ofensa a la inteligencia como fórmula habitual de hacer política. Se mire como se mire, se interprete como se interprete, la humillante declaración que el Gobierno y su mariachi impusieron al Congreso es, en toda tierra de cristianos, una oferta. Sí, señores, una oferta. Una expectativa, una esperanza, una vía de salida... llámese como se quiera. Y no creo que se pueda dudar de que una negociación es, precisamente, eso, una serie encadenada de ofertas y contraofertas.
No, no se está “hablando” con ETA. Se le ha hecho una oferta a ETA. Otra cosa es que ETA se la haya pasado, de momento, por el arco de triunfo. ZP quiere “dialogar” (no hay palabra más emputecida en el lenguaje político que esta, que significa muchas cosas, pero casi nunca es sinónimo de “hablar” en un sentido neutro, ¿verdad?). Otra cosa es que a ETA no le dé la gana. Es verdad que los voceros oficiales insisten en quitar hierro. Afirman que, todavía, “no se ha negociado nada”. En puridad, quieren decir que ETA no ha aceptado. Es decir, no es que haya sutiles aspectos semánticos. Es que mienten.
Las víctimas, pues, no exigen que no empiece un proceso, sino que se detenga el que ya se ha puesto en marcha. Que es una negociación – otra cosa es que no hayamos pasado de la oferta inicial – no una animada charla.
La segunda cuestión que mi corresponsal apunta es que no entiende qué quiere decir “estar con las víctimas”, más allá de una obviedad, en este caso, consistente en el mero hecho de estar, físicamente, con ellas en la calle Príncipe de Vergara. ¿Qué quiero, que queremos, muchos, decir cuando afirmamos “estar con las víctimas”?
En principio, por supuesto –y puede sonar vacío, pero no lo es- nos compadecemos de ellas, padecemos con ellas. Esto, creo, nos une a todos menos a los malnacidos que las convirtieron en víctimas y a las miserables hienas –incluidas abuelas de comunión diaria- que los admiran, acogen, apoyan, etc.
Pero es que, además, en el post yo afirmaba “estar con las víctimas” en el plano intelectual. Porque comparto plenamente el análisis de la situación que hace gente como Míkel Buesa, porque creo que ZP nos va a hacer retroceder veinte años en la lucha contra el totalitarismo a cambio de, en el mejor de los casos, obtener una paz de cementerio. Una paz sin libertad.
Hay quien se empeña en caricaturizar –intentando, claro, al tiempo no sonar irrespetuoso- a las víctimas como corazones sufrientes, únicamente –otra consigna de los voceros, cómo no-. Es mentira, esto también es mentira. Hay entre las víctimas gente muy lúcida, gente a la que el dolor no le ha nublado ese entendimiento que a muchos jamás podrá nublárseles. Gente que sabe muy bien de lo que habla.
Cuando, afirmo, pues, que “estoy con las víctimas”, amigo Félix, quiero decir, como reiteraba en mi artículo anterior, que creo que la razón está con ellos.
Dice Félix, que así firma, que no terminó de entender qué se pidió el otro día. Se pidió, sí, no negociar con ETA. Pero, con buen juicio, dice que no es lo mismo “negociar” que “hablar”. ¿Exigen las víctimas que no se negocie o, incluso, que no se hable? La distinción es pertinente, porque, en efecto, no es lo mismo negociar que hablar. Más bien lo segundo es condición necesaria, que no suficiente, de lo primero –he ahí, por ejemplo, la trampa saducea del, en su día, famoso “plan saudí” que reconocía, como fin de la negociación, la simple capacidad de interlocución, reconocía al estado de Israel la personalidad-. No creo que las víctimas del terrorismo se opusieran a “hablar” con ETA, si fuera posible mantener realmente tan sutil distinción.
El problema es que, en la práctica, no es tan sencillo. No es verdad que el Gobierno ZP esté, solo, por la labor de hablar con ETA. Eso, en primer lugar, es un sinsentido, hablar, ¿de qué? “Hablar” sólo puede entenderse como una fase previa de la negociación –tenga esta la amplitud que tenga- toda vez que no creo que ETA vaya a conformarse con que, simplemente, se le reconozca capacidad de interlocución, entre otras cosas porque esa ya la tiene, siempre la ha tenido. Pero es que, además, hay que insistir en que el zapaterismo persiste en la ofensa a la inteligencia como fórmula habitual de hacer política. Se mire como se mire, se interprete como se interprete, la humillante declaración que el Gobierno y su mariachi impusieron al Congreso es, en toda tierra de cristianos, una oferta. Sí, señores, una oferta. Una expectativa, una esperanza, una vía de salida... llámese como se quiera. Y no creo que se pueda dudar de que una negociación es, precisamente, eso, una serie encadenada de ofertas y contraofertas.
No, no se está “hablando” con ETA. Se le ha hecho una oferta a ETA. Otra cosa es que ETA se la haya pasado, de momento, por el arco de triunfo. ZP quiere “dialogar” (no hay palabra más emputecida en el lenguaje político que esta, que significa muchas cosas, pero casi nunca es sinónimo de “hablar” en un sentido neutro, ¿verdad?). Otra cosa es que a ETA no le dé la gana. Es verdad que los voceros oficiales insisten en quitar hierro. Afirman que, todavía, “no se ha negociado nada”. En puridad, quieren decir que ETA no ha aceptado. Es decir, no es que haya sutiles aspectos semánticos. Es que mienten.
Las víctimas, pues, no exigen que no empiece un proceso, sino que se detenga el que ya se ha puesto en marcha. Que es una negociación – otra cosa es que no hayamos pasado de la oferta inicial – no una animada charla.
La segunda cuestión que mi corresponsal apunta es que no entiende qué quiere decir “estar con las víctimas”, más allá de una obviedad, en este caso, consistente en el mero hecho de estar, físicamente, con ellas en la calle Príncipe de Vergara. ¿Qué quiero, que queremos, muchos, decir cuando afirmamos “estar con las víctimas”?
En principio, por supuesto –y puede sonar vacío, pero no lo es- nos compadecemos de ellas, padecemos con ellas. Esto, creo, nos une a todos menos a los malnacidos que las convirtieron en víctimas y a las miserables hienas –incluidas abuelas de comunión diaria- que los admiran, acogen, apoyan, etc.
Pero es que, además, en el post yo afirmaba “estar con las víctimas” en el plano intelectual. Porque comparto plenamente el análisis de la situación que hace gente como Míkel Buesa, porque creo que ZP nos va a hacer retroceder veinte años en la lucha contra el totalitarismo a cambio de, en el mejor de los casos, obtener una paz de cementerio. Una paz sin libertad.
Hay quien se empeña en caricaturizar –intentando, claro, al tiempo no sonar irrespetuoso- a las víctimas como corazones sufrientes, únicamente –otra consigna de los voceros, cómo no-. Es mentira, esto también es mentira. Hay entre las víctimas gente muy lúcida, gente a la que el dolor no le ha nublado ese entendimiento que a muchos jamás podrá nublárseles. Gente que sabe muy bien de lo que habla.
Cuando, afirmo, pues, que “estoy con las víctimas”, amigo Félix, quiero decir, como reiteraba en mi artículo anterior, que creo que la razón está con ellos.
3 Comments:
Apreciado FMH,
Le agradezco que se se haya tomado la molestía de responderme (y ya van dos, creo que en general ha ido mejorando el nivel que yo inicialmente clasifiqué como Federico Los Santos), porque yo ha eso lo llamo hablar (aunque no sea a nivel oral). Si se quiere, se puede decir que usted ha aceptado mi oferta para tratar el tema.
Pero pasemos a su comentario donde básicamente expone su punto de vista. Un punto de vista perfectamente aceptable. Pero permítame que le diga que igual de aceptable creo yo que es considerar que el decirle a Eta "quiero hablar contigo, pero antes deja las armas" no supone ninguna afrenta a las víctimas (yo al menos no la veo).
Tal vez, como usted ya expuso en algún comentario anterior, me dirá que el asunto del PCTV ha sido una cesión en toda regla; pero desde mi punto de vista (ni idea de la opinión de ZP) no veo ningún problema en que haya un partido político que defienda ideas que no me gustan (pero que se aseguren que el dinero público que corresponde al partido político no va a parar a manos terroristas), tampoco es es único.
Un saludo, y a ver si me puede recomendar un buen artículo (y breve) para entender que es ser liberal.
By Anónimo, at 6:33 p. m.
Félix:
Responderle no es una molestia, sino simple educación para con quien se dirige a uno en tono respetuoso, se esté o no de acuerdo.
Al hilo de lo que comenta del PCTV, por supuesto que no hay ningún problema en que un partido político defienda ideas que no nos gustan, pero usted mismo lo apunta, siempre que sea un partido y no una excrecencia de un conglomerado terrorista. Nuestra Constitución es, sin duda, de las más laxas de Europa en cuanto a qué se puede defender dentro de la legalidad. Basta con que se cumplan los poquísimos límites que impone.
En cuanto a lo del artículo, me temo que hay cientos, si no miles. Un día de estos -y perdóneme la pretenciosidad- le daré mi propio punto de vista sobre el tema.
Muchas gracias por visitar este blog, y espero que continúe comentando y dando pie a nuevos debates.
Saludos
By FMH, at 7:01 p. m.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
By anhelido, at 12:20 a. m.
Publicar un comentario
<< Home