A PROPÓSITO DE ESPE

Hoy, tras la rueda de prensa de Alberto Ruiz Gallardón, la figura de Esperanza Aguirre se agranda cada vez más. La actitud del pequeño peronista de la Casa de la Villa, al que se le puede augurar el destino que, al final, espera a todo colaboracionista que se precie, no hace sino realzar los atributos de la presidenta regional.

Es odiada a muerte por el retroprogresismo, lo cual es digno de llevar a gala, claro. Se hicieron chanzas sin cuento sobre esta mujer, inteligente, decidida y capaz, por parte de los mismos que ahora callan ante la pavorosa estupidez de Carmen Calvo, por ejemplo. Los fénix de los ingenios de nuestra izquierda guardan sus talentos para mejor ocasión. La ministra “pixidixie” no les hace gracia, pero Aguirre, por mucho menos, les hizo mucha. ¿Se acuerdan de lo divertido que era ese caudal de verbo acerado que lucía el inimitable Wyoming en “Caiga quien Caiga”? Y es que, además de ser sectarios hasta el baboseo, son machistas. Como machista es el archilimitado –en todos los sentidos de la palabra-, el protoincapaz Simancas. ¿Se dirigiría el Tigre de Arroyomolinos a un contrincante masculino motejándole de “señor marqués” con retintín, aunque lo fuera? Tengo para mí que no. Aguirre lleva aguantada mucha tela a la jauría. Ladran, luego cabalga.

Y cabalga pese a la deslealtad de propios y ajenos. El golpe de Mintra ha sido de los que hacen época. Y es que un sociata es un sociata, esté donde esté. Y ahí ha estado el compañero Almunia, en Bruselas para, si es preciso, hacer lo que sea menester para cortar el grifo a la comunidad de Madrid. P’a lo que sea, compañeros, ya sabéis.

Porque, para más inri, la doña es presidenta de la Comunidad de Madrid, a la que nadie ha dado permiso para que las cosas le vayan como le van, porque no estaba previsto. Madrid es un poblachón manchego lleno de subsecretarios, cuya finalidad en la vida era servir de telón de fondo al despegue de la España nueva, sobre todo ahora que el soplo de la movida pasó y la ciudad vuelve a ser gris, tan gris como es cuando no la gobiernan quienes por derecho lo merecen (aunque hay buenos imitadores). Pero es que la España nueva vuela raso. Y no es culpa de Aguirre.

Esta mujer es insultante en grado sumo. No tiene complejos. Se define liberal y no de centro –de centro se definen los fachas redomados, como Albertito, que no puede sacudirse el complejazo de derechón ni contratando a la niña de la Espert-. No parece creer que está aquí para salvarnos de nuestros males ni para llevarnos a un mundo mejor –como Albertito, que tiene el problema de que todos los demás le parecemos bastante horteras; le pasa como a nuestra gauche divine, que no le gusta España ni le gustamos los españoles, por eso siempre están intentando cambiarnos por otra cosa-. Esperanza parece que se conforma con no estorbarnos demasiado.

Es la única oposición efectiva a ZP. La única persona que se atreve a decir lo que muchos pensamos y otros callan por conveniencia, por prudencia o por cálculo político. De sobra sabe como paga la Izquierda el colaboracionismo. De sobra sabe que ni aunque coloques a todos sus hijos van a respetarte ni a quererte. Hoy por hoy, Esperanza nos es imprescindible.

Y en cuanto a Albertito, que nos promete la ciudad más hermosa que vieron los siglos... pues habría que decirle lo que Diógenes a Alejandro: no queremos nada tuyo, tan sólo que te quites de en medio, que nos estás tapando el sol. No nos jodas, Albertito, que no está bien que nos hagan regalos con nuestro dinero.