SENTIDO COMÚN Y LIDERAZGO RESPONSABLE
Benigno Pendás, siempre lúcido, afirma que la democracia española tiene contraída una deuda con el sentido común. Imposible estar más de acuerdo, pero todo apunta a que esa deuda no va a saldarse sino que, por el contrario, se va a agrandar.
Parece claro que hemos perdido por completo la capacidad de pasmo, o el sentido de la moral, cuando el representante de un partido democrático –concedo al socialismo español, aún, la etiqueta de “democrático” pese a que me reafirmo en que ya ha perdido, sin duda, la de “constitucional”- asume el dicurso criptonazi del nacionalismo vasco apelando al diálogo “sin exclusiones” (Pepino Blanco dixit). Eso significa que están dispuestos a dialogar con la segunda marca de Batasuna (bueno, en realidad, tal como están los tiempos, más bien quiere decir que hay quien está dispuesto a dialogar “hasta con el PP”). Hemos perdido la capacidad de pasmo cuando hacemos números, cuentas, analizamos alianzas, en Euskadi, como si todos los votos fuesen agregables entre sí. Ya damos por hecho, por ejemplo, y así es, que el PNV tendrá que elegir entre las malas bestias y el PSE; o sea, que damos por hecho que el PNV puede hacer eso... y seguimos hablando de nacionalismo “moderado”. Y no se nos mueve un pelo.
Habla Pendás también del nuevo concepto de “centralidad”, noción en virtud de la cual a cierta gente le corresponde, por derecho, el gobierno –el monopolio oligárquico de las instituciones- en la medida en que representa la “tendencia central” de las sociedades. El PNV y el PSE reclaman para sí esa centralidad, ejemplo evidente de que se trata de un centro móvil, a la medida de las necesidades de cada uno.
Ayer mismo, en FAES, Giovanni Sartori habló del “liderazgo responsable”. Y ponía como ejemplo a Tony Blair. El ejemplo será más o menos acertado, pero la noción es imprescindible. Liderazgo responsable es de lo que nosotros, hoy, carecemos y, de hecho, con honrosas excepciones, hemos carecido durante muchos años. Maquiavelismo barato, sí, eso a raudales, pero liderazgo muy poco. Y cuando lo hemos tenido, en lugar de reconocer a ese líder su coherencia –lo que no implica darle la razón- lo arrojamos por la borda, echándonos, de nuevo, en brazos del demagogo.
Ciertamente, no son buenos tiempos para el sentido común en España. Son tiempos, de hecho, de mucha, mucha inquietud. En general, que gobierne el socialismo es siempre una mala noticia pero, no sin cierta dosis de cinismo, hasta ahora podíamos estar tranquilos. Al fin y al cabo, son mentirosos compulsivos. Lo bueno de votar socialista es que, hasta ahora, podía hacerse en la plena confianza de que jamás cumplen lo que prometen. Normalmente, ello significaba, de hecho, una praxis moderada, independiente del discurso, que podía rozar el delirio o estar trufado de boutades para consumo de convencidos.
Pero las cosas han cambiado, y eso es lo aterrador. Mucho me temo que nos ha salido un socialista que quiere hacer honor a la palabra dada –obsérvese que eso, en condiciones normales, es una virtud- pero que, en primer lugar, se cree providencial –está dispuesto a cambiar España- es tan totalitario como todos ellos –concibe el derecho como instrumento, no como marco- y, además, tiene suerte -la tiene él, claro-, lo cual le lleva a pensar que es elegido de la historia. Así pues, sobre esta piel de toro, nunca bien avenida con el sentido común, puede caer un vendaval salvapatrias que no sabemos cómo la puede dejar. Eso sí, los que después de esto nos sigamos hablando entre nosotros, estaremos mucho más contentos y a gusto.
Lo dicho, hay que convenir con Pendás en que tenemos una deuda enorme con el sentido común. Pero nada apunta a que la cosa vaya a variar de rumbo.
Parece claro que hemos perdido por completo la capacidad de pasmo, o el sentido de la moral, cuando el representante de un partido democrático –concedo al socialismo español, aún, la etiqueta de “democrático” pese a que me reafirmo en que ya ha perdido, sin duda, la de “constitucional”- asume el dicurso criptonazi del nacionalismo vasco apelando al diálogo “sin exclusiones” (Pepino Blanco dixit). Eso significa que están dispuestos a dialogar con la segunda marca de Batasuna (bueno, en realidad, tal como están los tiempos, más bien quiere decir que hay quien está dispuesto a dialogar “hasta con el PP”). Hemos perdido la capacidad de pasmo cuando hacemos números, cuentas, analizamos alianzas, en Euskadi, como si todos los votos fuesen agregables entre sí. Ya damos por hecho, por ejemplo, y así es, que el PNV tendrá que elegir entre las malas bestias y el PSE; o sea, que damos por hecho que el PNV puede hacer eso... y seguimos hablando de nacionalismo “moderado”. Y no se nos mueve un pelo.
Habla Pendás también del nuevo concepto de “centralidad”, noción en virtud de la cual a cierta gente le corresponde, por derecho, el gobierno –el monopolio oligárquico de las instituciones- en la medida en que representa la “tendencia central” de las sociedades. El PNV y el PSE reclaman para sí esa centralidad, ejemplo evidente de que se trata de un centro móvil, a la medida de las necesidades de cada uno.
Ayer mismo, en FAES, Giovanni Sartori habló del “liderazgo responsable”. Y ponía como ejemplo a Tony Blair. El ejemplo será más o menos acertado, pero la noción es imprescindible. Liderazgo responsable es de lo que nosotros, hoy, carecemos y, de hecho, con honrosas excepciones, hemos carecido durante muchos años. Maquiavelismo barato, sí, eso a raudales, pero liderazgo muy poco. Y cuando lo hemos tenido, en lugar de reconocer a ese líder su coherencia –lo que no implica darle la razón- lo arrojamos por la borda, echándonos, de nuevo, en brazos del demagogo.
Ciertamente, no son buenos tiempos para el sentido común en España. Son tiempos, de hecho, de mucha, mucha inquietud. En general, que gobierne el socialismo es siempre una mala noticia pero, no sin cierta dosis de cinismo, hasta ahora podíamos estar tranquilos. Al fin y al cabo, son mentirosos compulsivos. Lo bueno de votar socialista es que, hasta ahora, podía hacerse en la plena confianza de que jamás cumplen lo que prometen. Normalmente, ello significaba, de hecho, una praxis moderada, independiente del discurso, que podía rozar el delirio o estar trufado de boutades para consumo de convencidos.
Pero las cosas han cambiado, y eso es lo aterrador. Mucho me temo que nos ha salido un socialista que quiere hacer honor a la palabra dada –obsérvese que eso, en condiciones normales, es una virtud- pero que, en primer lugar, se cree providencial –está dispuesto a cambiar España- es tan totalitario como todos ellos –concibe el derecho como instrumento, no como marco- y, además, tiene suerte -la tiene él, claro-, lo cual le lleva a pensar que es elegido de la historia. Así pues, sobre esta piel de toro, nunca bien avenida con el sentido común, puede caer un vendaval salvapatrias que no sabemos cómo la puede dejar. Eso sí, los que después de esto nos sigamos hablando entre nosotros, estaremos mucho más contentos y a gusto.
Lo dicho, hay que convenir con Pendás en que tenemos una deuda enorme con el sentido común. Pero nada apunta a que la cosa vaya a variar de rumbo.
5 Comments:
Magnífico análisis, Fernando!. Suscribo al 100% tu post.
By Luis I. Gómez, at 9:59 a. m.
"Ciertamente, no son buenos tiempos para el sentido común en España. Son tiempos, de hecho, de mucha, mucha inquietud. En general, que gobierne el socialismo es siempre una mala noticia pero, no sin cierta dosis de cinismo, hasta ahora podíamos estar tranquilos. Al fin y al cabo, son mentirosos compulsivos. Lo bueno de votar socialista es que, hasta ahora, podía hacerse en la plena confianza de que jamás cumplen lo que prometen. Normalmente, ello significaba, de hecho, una praxis moderada, independiente del discurso, que podía rozar el delirio o estar trufado de boutades para consumo de convencidos.
Pero las cosas han cambiado, y eso es lo aterrador. Mucho me temo que nos ha salido un socialista que quiere hacer honor a la palabra dada –obsérvese que eso, en condiciones normales, es una virtud- pero que, en primer lugar, se cree providencial –está dispuesto a cambiar España- es tan totalitario como todos ellos –concibe el derecho como instrumento, no como marco- y, además, tiene suerte -la tiene él, claro-, lo cual le lleva a pensar que es elegido de la historia. Así pues, sobre esta piel de toro, nunca bien avenida con el sentido común, puede caer un vendaval salvapatrias que no sabemos cómo la puede dejar."
Tómese la redundancia de la cita como un subrayado expresivo: quizá así, aislado, resalta más y mejor. Lo siento, pero creo que salta a la vista de cualquier mirada no prejuiciosa que no se trata de un análisis sino de un desahogo. Son géneros distintos (si es que se va uno tres días de viaje y es que te desatas, Fernando. Prometo estrechar el marcaje).
By Anónimo, at 7:06 p. m.
Hasta ahora no me había animado a participar, pero Pepe me lo ha puesto muy fácil. Puedes desfogarte escribiendo lo primero que te dice el corazón (para eso estás en tu blog, ¡que carajo!), o puedes dar ideas que susciten un diálogo constructivo. Si persigues esto último, tendrás que soportar tus palabras con hechos que aguanten un mínimo análisis. Tú decides, mi visceral amigo.
By Anónimo, at 9:55 p. m.
Hola a todos:
Perdonad las faltas de ortografia, pero no dispongo de un teclado apropiado.
En primer lugar, me alegro de que Guille se haya animado a participar. Es curioso, cuando doy ideas -espero me concedais que, muy de vez en cuando, se me ocurre alguna- aqui todo el mundo da la callada por respuesta, pero cuando se supone que me paso, entrais al trapo que da gusto.
Al menos, hay alguna discrepancia, y veo que Luis si concede un minimo de racionalidad a lo que digo.
Lo que me llama la atencion es lo de "cualquier mirada no prejuiciosa". O sea, los prejuiciosos somos siempre los demas. No digo que no, pero...
Uno estara mas o menos fino, segun los dias, o mas o menos hiperbolico, segun se prefiera, pero aunque no lo creais existe un amplio porcentaje de la poblacion que cree que lo que digo esta fundamentado en hechos. Citaba a Benigno Pendas, por ejemplo, pero hay otros muchos. Unos escriben en los periodicos y otros no. Pero son muchos.
Somos muchos los que estamos muy preocupados. No se si tenemos razon -no se si nuestras preocupaciones se ajustan a la realidad- pero estamos muy preocupados. Y una de las cosas que mas nos preocupan es que tanta gente no este preocupada por nada. Tendra que ser asi, no digo que no.
Y desahogarse, en todo caso, es un derecho, supongo. Al fin y al cabo, leer las cosas que yo escribo es como ser catolico: no es obligatorio.
En todo caso, siempre muy agradecido a vuestros comentarios, criticos o elogiosos que, de vez en cuando, alguno cae.
Abrazos,
Fer
By FMH, at 8:51 p. m.
Hombre, ya sabemos que leerte no es obligatorio, pero nos gusta. Mi comentario apostillaba el elogio de Luis I. Gómez con un matiz genérico. Tu texto es un alegato, una nítida toma de posición que se puede compartir o no (es evidente que yo no la comparto), pero no un análisis, como decía él. Tal como apunta Guille, a diferencia de los análisis (que pueden ser puntualizados, contradichos, desarrollados) los alegatos viscerales son difíciles de discutir. Puse la cita como muestra efectiva: los socialistas son, así al peso, "mentirosos compulsivos", no es que hayan mentido en tal o cula circunstancia, es que la mentira forma parte de su naturaleza ontológica; Zapatero "se cree providencial" y es "tan totalitario como todos ellos [los socialistas]", se cree "un elegido de la historia", e così via. Del prejuicio nadie está libre y tienen curso legal tantos prejuicios de izquierdas como de derechas, por así decirlo. Pocas veces la actividad intelectual es tan gratificante, tan liberadora, tan agradecida, como cuando uno se desembaraza de un prejuicio; es como eliminar una piedra del riñón, te lo recomiendo vivamente. Como lector habitual de esta bitácora, me interesan más tus comentarios menos viscerales –que no menos apasionados, eso siempre es una virtud–; me parece que rayas a mayor altura cuando reflexionas sobre el Estado mínimo, sobre la condición moral de las leyes o sobre la ilegalización del PCTV (por cierto, ese texto sí era un análisis, un buen análisis, aunque no lo comparta en su mayor parte) que cuando enhebras exabruptos sobre Zapatero. Pero esto sólo es una manifestación de preferencias... Evidentemente, estás en tu blog y escribirás lo que te dé la gana, faltaría más.
By Anónimo, at 2:01 p. m.
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