FERBLOG

lunes, abril 18, 2005

¿NOVEDADES?

Recién salido del horno el reparto de escaños en el Parlamento de Vitoria, podemos ir haciendo algunas valoraciones.

La primera es que no hay cambio. Se va a decir que sí, y algunos se van a presentar a sí mismos como agentes de ese cambio. Es mentira. El único cambio real en Euskadi se producirá cuando algunos tengan que buscarse su primer empleo sin ayudas –de nuevo, el genial Mingote daba en el clavo: el niño le decía a su madre que el libro de historia estaba lleno de cosas imaginarias, y la madre le respondía “pues el sueldo de nacionalista de papá es algo muy real”-. Cambio lo habrá el día en que el PNV pase a la oposición. Eso no va a ocurrir, luego nuestros escenarios reales son dos.

Uno, el radical, el de Egibar y compañía, a saber: gobierno monocolor nacionalista entre el PNV y la cosa esa indefinible que atiende por PCTV (bueno, indefinible, no, es Batasuna). Cuando digo monocolor quiero decir incluyendo a Madrazo, él sí, claramente indefinible. Eso sólo Dios sabe adónde nos lleva y no creo que sea la hipótesis que más gusta a estas horas en Sabin Etxea.

Otro, el “moderado” –Dios nos libre de los moderados-, el más probable y aquel por el que ZP ha trabajado con denuedo: la vuelta al pacto PNV-PSE. La vía catalana. Tiene el pequeño problema de que hay a Juanjo Ibarretxe puede que no le guste y a Manuel Chaves tampoco, pero todo se andará. ¿Igual que en los 80, pues? Ni mucho menos. Ni mucho menos porque nadie habla de desandar lo andado –salvo el plan Ibarretxe, claro-. A fortiori, ZP ha ofrecido importantes pasos adelante en la disgregación del estado. Sólo es cosa de un poco más de paciencia.

En resumen, ¿cambio? A fin de cuentas, lo peor que le puede pasar al PNV es que tenga que esperar un poco más, ansioso el PSE como está por poder desempeñar, de nuevo, el papel de tonto útil que tan bien llevó a cabo antaño. No es mal resultado para Juanjo, si bien se mira, después de haber amenazado a una sociedad con romper del todo su marco de convivencia. En primer lugar, esa sociedad no sólo no te manda a hacer puñetas, sino que se limita a darte un pellizquito de monja, y al reclamo de la estabilidad siempre acudirá algún socialista dispuesto a congraciarse. No es tan mal escenario, de veras. El caso es que, pase lo que pase, no parece que el paro sea un destino probable. Bien. Los muebles, salvados.

María San Gil lo ha hecho bien, y eso que los números muestran que muchos votantes se quedaron en casa (el PP baja cien mil y pico y Patxi sólo sube diecinueve mil, ¿qué has hecho, Patxi?). No me extraña, no se lo reprocho. Supongo que están hartos de sentirse solos. Y es que lo están, qué demonios. Solos, más solos que la una. Su discurso de reivindicación de los más elementales derechos –que yo sepa, María fue la única candidata que votó acosada por pancartas- carga, molesta, incordia, rompe la imagen de arcadia del Lehendakari y el nuevo amanecer de ZP. El nuevo amanecer que no borra las sombras para María y sus compañeros, que están, parece, por la labor de seguir fastidiando. Y es que no son gays (no todos, al menos), ni son inmigrantes (bueno...) y, encima, son de derechas... pero hacerles algo de caso sería la muestra más palpable de que, de verdad, se está por la “extensión de la ciudadanía” a todos y todas. Ahí tiene usted a María, señor ZP, una “toda” que no tiene derechos de ciudadanía. ¿Usted vota cómodo? Ella no. Ella sí se merece ese “María Aurrera”, ella sí necesita los ánimos. Ha sacado 15 escaños sin renunciar a la dignidad ni dejar caer el López. Bien por ella.

De los amigos de los Batasunos, mejor ni hablar. Al fin y al cabo, ellos han hecho lo que debían. Quienes han insultado la dignidad de esta democracia son otros. Ellos son repulsivos. Nosotros, indignos.

ZP, el táctico, puede estar satisfecho. Patxi, casi seguro, no será Lehendakari y los veintialgunos escaños se quedaron en dieciocho. Pero objetivo conseguido. El PSE ocupa, de nuevo, la centralidad (sic). En el camino se quedó algo de la democracia española, su dignidad y la posibilidad de un verdadero cambio en Euskadi. Pero eso a ZP le importa una higa. Puede decir que ha logrado su objetivo, y punto.

Y es que este chico se está haciendo especialista en triunfos en anómalas circunstancias. Desde luego, si se comporta como se comporta tras el 14M, no veo por qué demonios va a tener el más mínimo atisbo de mala conciencia ante la sospecha de que ha podido ser una carambola con ETA como cooperador necesario la que roba los escaños precisos al pobre Juanjo, que anoche estaba desatado gritando que menos lobos, que el que ha ganado es él (verdad, verdad como un templo).

Legislatura procelosa aguarda a Euskadi. Como todas. Aquí tampoco hay cambios. No sé por qué dicen lo contrario. En Euskadi, sin novedad. El PNV en su sitio, ETA tutelando y los demás, haciendo el canelo. ¿Alguien detecta algo no familiar? Pues eso.