LAS ALTERNATIVAS DE RAJOY
Luis I. Gómez, en su blog “desde el exilio” se hace eco de una carta enviada, al parecer, por militantes del PP a su presidente, Mariano Rajoy en la que, en síntesis, le conminan a recoger el sentir de la parroquia –a hacerse eco de los caldeados ánimos- o dejarlo. Comprensible el nivel de mal humor en las bases Populares, tras estas semanas en las que el gobierno ha andado especialmente fino en demostrar su sectarismo a propios extraños, y en demostrar su muy escasa capacidad para el asunto de gobernar propiamente dicho.
Si embargo, comprendo las dudas de don Mariano. Comprendo, en primer lugar, sus dudas a la hora de llamar a la movilización de sus bases. Todo el mundo sabe que el personal de derecha en nuestro país es muy poco proclive a lo de salir a las calles, por lo que las apelaciones hay que manejarlas con cuidado.
Comprendo, también, que el carácter de Rajoy no es el más adecuado para hacer frente al vendaval. Rajoy es un caballero, de verbo fino y elegantes maneras, que muestra cuando tiene ocasión en el hemiciclo, que parece su terreno natural y en el que, desde luego, es muy superior a su contrincante.
Todos convenimos en que lo deseable sería poder hacer una oposición templada, basada en la puesta en evidencia, por si hiciera falta, de la insensatez gubernamental. Bien es cierto que no puede uno pensar en ganar la partida sólo a base de deméritos ajenos, y que siempre es oportuno disponer de alguna batería de ideas sustitutivas, pero no es menos verdad que este gobierno, además de lucir deméritos por un tubo, pone fácil la construcción de alternativas. Basta con que uno se comprometa a parar este esperpento en el que se está convirtiendo la vida española.
Pero, por desgracia, como ha puesto de manifiesto algún autor, el tipo de oposición que cabe hacer la marca el gobierno –y el país en el que se vive, claro- y, en este caso, por “gobierno” hay que entender el conjunto de organizaciones políticas y mediáticas que forman el lobby gubernamental. Todo el mundo sabe –hay quien hasta teoriza que esto es una evolución natural- que el parlamento no es el centro de la vida política y que quien se concentre sólo en él no dejará sino rastros en el diario de sesiones. Lo quiera o no, Rajoy tiene que hacer caso a sus bases y elevar el perfil. Sin que eso signifique, naturalmente, sacar los pies del tiesto continuamente (ni agarrarse al 13M como clavo ardiendo, desde luego) . Creo que en la comunidad de Madrid tiene espejo en quien mirarse: Esperanza Aguirre que es, probablemente y a fecha de hoy, la más firme opositora a ZP (naturalmente, Espe cuenta con indudables ventajas: ella es el gobierno, su ámbito de actuación es Madrid –con una opinión informada mucho más amplia y con grandes efectos cruzados de la política estatal- y cuenta con la pera en dulce de Simancas, posiblemente el dirigente político relevante más indigente de la escena).
El riesgo que, supongo, pretenden evitar los asesores de Rajoy es la fuga del “votante de centro”. Pues bien, no creo que esa fuga exista o, más bien, creo que ese votante de centro tiene hoy muchos más motivos de preocupación en la acción gubernamental. No hay mucho que temer por ahí.
Y sí hay una enorme presión mediática que contrarrestar, destinada a presentar al PP como partido “extramuros de la centralidad”. No creo que haya nada malo en decir, sin complejos, que la centralidad española no puede estar allí donde se encuentre Carod Rovira. Hay que denunciar, desde luego, esa “realidad virtual” en la que estamos instalados. Hay que denunciar, también, la marginación a la que el gobierno somete a las comunidades autónomas del PP –en principio (tengo algunas dudas) las más leales con un proyecto común de España-. Hay que denunciar, denunciar sin desmayo...
Porque lo que no cabe esperar en ningún caso es oxígeno por parte del enemigo –sí, el enemigo, porque los enemigos no se eligen, y la izquierda española no concibe al PP como “el adversario”-. Un ejemplo aclarará lo dicho: si Rajoy no dice alto y claro que la retirada de la estatua de Franco fue una sandez por miedo a que lo acusen de ultra, ello tendrá dos efectos, el primero que muchos de sus votantes pensarán que no se atreve a denunciar otro atentado al sentido común, y el segundo que Gabilondo y compañía no van a alabar su silencio. Antes al contrario, dirán que calla por vergüenza (y no les faltará razón). En resumidas cuentas, ni escondiendo la cabeza debajo del ala va a obtener un mínimo de respeto y comprensión en el otro lado. Todo lo más, elogios envenenados, en los que ya ha caído algún alcalde que otro.
En todo caso, hay que tener en cuenta que el PP no lo tiene fácil. No lo tiene fácil porque esta ciudadanía adocenada y carente de sentido cívico –no educada para ello- no responde a los impulsos como sería de esperar en democracias avanzadas. El gobernante tiene, aunque sólo sea por inercia, mucho ganado. Especialmente, si disfruta del plus de legitimidad propio de la izquierda. El gobierno puede hacer muchas tonterías sin incurrir en coste político alguno. El PP no se puede quejar, a este respecto, porque hizo bien poco porque las cosas cambiaran. ¿Qué fue de aquella “regeneración democrática”? ¿es que era suficiente con que el gobierno ya no robara? De esos barros, estos lodos. Esta ciudadanía piensa que “un ansía infinita de paz” es un programa electoral.
Hay quien dice que las tornas cambiarán cuando se deteriore la situación económica. Es posible, sí, que esa sea la única variable con influencia real en los españoles. Se verá.
Don Mariano tiene que despertar. Y despertar pronto. Hasta el dinosaurio Fraga parece conservar más instinto político. Hay está la primera ocasión, en su tierra gallega. El único activo con el que, en este momento, cuenta el PP, es una base electoral que se ha mostrado más robusta de lo que algunos querían apuntar. Cada voto añadido a esa base va a costar mucho trabajo. No se puede esperar que caiga por la sola evidencia de los hechos.
Si embargo, comprendo las dudas de don Mariano. Comprendo, en primer lugar, sus dudas a la hora de llamar a la movilización de sus bases. Todo el mundo sabe que el personal de derecha en nuestro país es muy poco proclive a lo de salir a las calles, por lo que las apelaciones hay que manejarlas con cuidado.
Comprendo, también, que el carácter de Rajoy no es el más adecuado para hacer frente al vendaval. Rajoy es un caballero, de verbo fino y elegantes maneras, que muestra cuando tiene ocasión en el hemiciclo, que parece su terreno natural y en el que, desde luego, es muy superior a su contrincante.
Todos convenimos en que lo deseable sería poder hacer una oposición templada, basada en la puesta en evidencia, por si hiciera falta, de la insensatez gubernamental. Bien es cierto que no puede uno pensar en ganar la partida sólo a base de deméritos ajenos, y que siempre es oportuno disponer de alguna batería de ideas sustitutivas, pero no es menos verdad que este gobierno, además de lucir deméritos por un tubo, pone fácil la construcción de alternativas. Basta con que uno se comprometa a parar este esperpento en el que se está convirtiendo la vida española.
Pero, por desgracia, como ha puesto de manifiesto algún autor, el tipo de oposición que cabe hacer la marca el gobierno –y el país en el que se vive, claro- y, en este caso, por “gobierno” hay que entender el conjunto de organizaciones políticas y mediáticas que forman el lobby gubernamental. Todo el mundo sabe –hay quien hasta teoriza que esto es una evolución natural- que el parlamento no es el centro de la vida política y que quien se concentre sólo en él no dejará sino rastros en el diario de sesiones. Lo quiera o no, Rajoy tiene que hacer caso a sus bases y elevar el perfil. Sin que eso signifique, naturalmente, sacar los pies del tiesto continuamente (ni agarrarse al 13M como clavo ardiendo, desde luego) . Creo que en la comunidad de Madrid tiene espejo en quien mirarse: Esperanza Aguirre que es, probablemente y a fecha de hoy, la más firme opositora a ZP (naturalmente, Espe cuenta con indudables ventajas: ella es el gobierno, su ámbito de actuación es Madrid –con una opinión informada mucho más amplia y con grandes efectos cruzados de la política estatal- y cuenta con la pera en dulce de Simancas, posiblemente el dirigente político relevante más indigente de la escena).
El riesgo que, supongo, pretenden evitar los asesores de Rajoy es la fuga del “votante de centro”. Pues bien, no creo que esa fuga exista o, más bien, creo que ese votante de centro tiene hoy muchos más motivos de preocupación en la acción gubernamental. No hay mucho que temer por ahí.
Y sí hay una enorme presión mediática que contrarrestar, destinada a presentar al PP como partido “extramuros de la centralidad”. No creo que haya nada malo en decir, sin complejos, que la centralidad española no puede estar allí donde se encuentre Carod Rovira. Hay que denunciar, desde luego, esa “realidad virtual” en la que estamos instalados. Hay que denunciar, también, la marginación a la que el gobierno somete a las comunidades autónomas del PP –en principio (tengo algunas dudas) las más leales con un proyecto común de España-. Hay que denunciar, denunciar sin desmayo...
Porque lo que no cabe esperar en ningún caso es oxígeno por parte del enemigo –sí, el enemigo, porque los enemigos no se eligen, y la izquierda española no concibe al PP como “el adversario”-. Un ejemplo aclarará lo dicho: si Rajoy no dice alto y claro que la retirada de la estatua de Franco fue una sandez por miedo a que lo acusen de ultra, ello tendrá dos efectos, el primero que muchos de sus votantes pensarán que no se atreve a denunciar otro atentado al sentido común, y el segundo que Gabilondo y compañía no van a alabar su silencio. Antes al contrario, dirán que calla por vergüenza (y no les faltará razón). En resumidas cuentas, ni escondiendo la cabeza debajo del ala va a obtener un mínimo de respeto y comprensión en el otro lado. Todo lo más, elogios envenenados, en los que ya ha caído algún alcalde que otro.
En todo caso, hay que tener en cuenta que el PP no lo tiene fácil. No lo tiene fácil porque esta ciudadanía adocenada y carente de sentido cívico –no educada para ello- no responde a los impulsos como sería de esperar en democracias avanzadas. El gobernante tiene, aunque sólo sea por inercia, mucho ganado. Especialmente, si disfruta del plus de legitimidad propio de la izquierda. El gobierno puede hacer muchas tonterías sin incurrir en coste político alguno. El PP no se puede quejar, a este respecto, porque hizo bien poco porque las cosas cambiaran. ¿Qué fue de aquella “regeneración democrática”? ¿es que era suficiente con que el gobierno ya no robara? De esos barros, estos lodos. Esta ciudadanía piensa que “un ansía infinita de paz” es un programa electoral.
Hay quien dice que las tornas cambiarán cuando se deteriore la situación económica. Es posible, sí, que esa sea la única variable con influencia real en los españoles. Se verá.
Don Mariano tiene que despertar. Y despertar pronto. Hasta el dinosaurio Fraga parece conservar más instinto político. Hay está la primera ocasión, en su tierra gallega. El único activo con el que, en este momento, cuenta el PP, es una base electoral que se ha mostrado más robusta de lo que algunos querían apuntar. Cada voto añadido a esa base va a costar mucho trabajo. No se puede esperar que caiga por la sola evidencia de los hechos.
2 Comments:
"Un ejemplo aclarará lo dicho: si Rajoy no dice alto y claro que la retirada de la estatua de Franco fue una sandez por miedo a que lo acusen de ultra, ello tendrá dos efectos, el primero que muchos de sus votantes pensarán que no se atreve a denunciar otro atentado al sentido común, y el segundo que Gabilondo y compañía no van a alabar su silencio."
Ay, ay, ay.
Vaya si dijo algo. Lo mejor que pudo decir, tan bueno que para montar la bornca tuvieron que esperar a detener a la vieja que pagó 3 euros a un niño para que hiciera una pintada en la estatua de Largo Caballero.
Rajoy habló del empeño del gobierno en la ruptura del consenso constitucional de reconciliación nacional. Los tildó de irresponsables en unas declaraciones durísimas.
La propaganda, por lo visto, funciona. Te han robado la cartera. Dicho con toda cordialidad ¿eh?
Dos cosas más sobre Rajoy.
La primera es que está marcando el "tempo" mucho mejor que la propaganda progre quiere hacer ver. Sus declaraciones son durísimas y las ajusta a la perfección a las ganas que los medios no directamente hostiles le dejan. Por ejemplo, en A3 sacan cada vez más con toda claridad las durísimas declaraciones de Rajoy. No te lo puedo asegurar, claro está, pero Rajoy sabe esto a la perfección y está adecuándose a las "ganas" que, siguiendo este ejemplo, A3 tiene de dar caña al gobierno, de ver útil dar caña al gobierno (sí, estos miden los tiempos tan bien como Pedro J.) Los medios hostiles, evidentemente, van a otra cosa y Mariano no tiene nada que hacer ahí excepto esperar que los suyos sean sensatos.
La segunda. Me parece que estos peperos han caído presas de la propia propaganda progre. A Rajoy no se le oye por el horror mediático al que nos ha conducido la mala política de Aznar. Y parece que no diga nada. Claro que dicen que o se mueven en la calle o para los medios no existirá el PP. Pero, dices bien, el PP no sabe muy bien cómo manejar las protestas callejeras. Más aún, las que ha habido tienen sobre sí la enorme presión de los propios medios que tienen el sencillo recurso de no mostrar imágenes y contarnos lo que les dé la gana o, simplemente, no dar ni la noticia.
By Anónimo, at 3:26 p. m.
Me he dejado el bonito ejemplo de Rajoy, ZP y A3 de hoy en el noticiario del mediodía.
Rajoy ha hecho unas declaraciones durísimas contra la decisión de ZP de no acudir a la coronación del nuevo papa. Clarísimo y tranquilísimo. Justo a continuación han sacado a ZP en la Fiesta de la Rosa, ante un auditorio muy nutrido, pero soltando una sarta de generalidades que me ha sido imposible discriminar en un tono bastante histérico. Estanba descalificando histéricamente (la voz era especialmente aguda) a no se sabe quién (te juro que no sé de qué hablaba). Los presentes, además, mostraban una actitud tirando a fría.
Bien. Eso es lo que está pasando en el congreso de los diputados todos los miércoles: Rajoy duro y brillante y ZP balbuciendo e incluso histérico. El mérito de uno, y demérito de otro, es que eso, por fin, se vea en una televisión con una audiencia potable. Eso es nuevo, al menos lo que es nuevo es que ya lo buscan los redactores de A3 (y lo encuentran, claro)
Dodgson.
By Anónimo, at 3:33 p. m.
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