FERBLOG

viernes, febrero 04, 2005

NUESTRA HISTORIA CONSTITUCIONAL

El Esdrújulo proclamó en la tribuna, para contento de Ibarretxe, que la historia constitucional española fue un fracaso, hasta el venturoso 1978. Si pretender disminuir la importancia de la, todavía, vigente Constitución –por cierto, se hace mucho más difícil entender por qué quieren cargársela quienes se deshacen en elogios cada vez que hablan de ella-, eso no deja de ser una exageración, por otra parte muy indicativa del problema existencial de nuestra izquierda: su incapacidad absoluta para asumir con un mínimo de imparcialidad la historia de nuestro país. Porque, aunque según Alfonso Guerra todo lo que sucedió entre Carlos V y el Felipato fue un paréntesis, lo cierto es que hubo vida en la península incluso antes de nacer el Gran Wyoming. Que no se alcanzara antes la cima del talento que éste representa no quiere decir que España fuera un país con el encefalograma plano.

Decir que el constitucionalismo español ha sido un fracaso es peor que una mentira: es una media verdad. Si bien es incuestionable que nuestros textos constitucionales han sido efímeros, parciales, incluso meramente nominales, lo cierto es que el “constitucionalismo” ha sido un éxito, lento, costoso, pero un éxito. Los principios de 1812 llegaron para no marchar jamás. Tardaron doscientos años en imponerse, pero se impusieron (si el Esdrújulo y esa especie de tribalismo con ropajes democráticos que anida en algunas regiones no lo remedian). Los siglos XIX y XX, con avances y retrocesos, están jalonados de hitos en ese proceso, algunos de los cuales no pudieron ser removidos ni siquiera por las dictaduras.

La Constitución de 1978 es nuestro mejor texto constitucional, sin duda –no sé si lo es técnicamente, ni si es un movilizador de conciencias tan poderoso como las de 1812 o 1931, pero es la del consenso- pero no crea la nación española. Ni crea sus libertades, ni crea los principios generales del derecho. Esas libertades han sido conquistas muy costosas, que no deben minusvalorarase porque en ellas no participara el Partido Socialista o porque, de hecho, se lograran a pesar de él.

Este no es el mejor país del mundo, probablemente, ni el ordenamiento español es perfecto, esto seguro. Pero es lo mejor que tenemos y que hemos tenido nunca, y es el sedimento de muchos años. No es la historia de un fracaso enmendado a última hora.

Entiendo que esto sea difícil de aceptar por quienes andan empeñados en arreglar lo que no está roto. Lo malo de la historia es que, cuando alguien te coge la vez, es para siempre. Y creo que la de descubridor de España la debe tener Publio Cornelio Escisión Emiliano, a medias con los Reyes Católicos. Creo que el Esdrújulo llega tarde.