FERBLOG

miércoles, enero 26, 2005

CHOCANTES REACCIONES

La desfachatez de la izquierda en este país es de tal calibre que uno llega verdaderamente a preguntarse si no habrá sincero convencimiento en lo que dicen, es decir, si realmente se creen que es que todo el que no piense como ellos tiene, necesariamente, que callarse y aguantar.

Lo que sucedió el otro día con Bono y compañía es buena muestra de ello. Por lo visto, que el personal trate salvajemente a los representantes del PP es una, si no legítima, sí comprensible muestra de rechazo a las políticas de Aznar, pero, que suceda lo contrario es una muestra intolerable y, sobre todo, inexplicable de bajeza moral.

Convengo en que lo que sucedió fue intolerable –a condición de que estemos de acuerdo en que lo que se hizo en su día contra el PP y sus sedes lo era igualmente- pero, ¿inexplicable?, mejor, ¿imprevisible? Entiendo que, si la izquierda concediera a la derecha, cuando menos, el mismo nivel de derechos que se arroga a sí misma, quizá hubiera habido mayor presencia policial, puesto que cabe suponer que, si el gobierno de la nación fuese de signo contrario y dictara políticas de parecido consenso social, sucederían las “comprensibles” reacciones.

Algunos medios han invocado, incluso, la palabra tabú: “extrema derecha”. No sé si hay elementos de extrema derecha en España –obviando a la Federación Nacional de Excombatientes, que están ya para sopitas y buen vino, y los grupúsculos de toda suerte que pululan entre los cientos de partidos registrados- pero, si los hay, ¿qué? Me gustaría saber por qué extraña razón es intolerable que exista la extrema derecha cuando existe el mundo abertzale (además de análogos grupúsculos de interesante denominación, por el lado contrario), con un partido ilegalizado por más señas, campando por sus respetos y, al parecer, con derecho de interlocución con el Ejecutivo. ¿No son simpáticos? La verdad es que no, como tanta otra gente.

Vuelvo a lo mismo, la reacción de nuestros chicos ante el encabronamiento de parte de la derecha es, como mínimo, chocante. No se lo pueden creer. Me acuerdo de la cara de imbécil con que Almodóvar musitaba sus disculpas –que, parece, los tribunales entendieron suficientes- por haber acusado al gobierno Aznar de preparar un golpe de estado. Y es que él no pretendía ofender a nadie. No se podía, realmente, creer que llames “fascista” a alguien que es derechas y no se aguante. Al fin y al cabo, es lo que él lleva haciendo toda la vida. A mayor abundamiento, el propio ministro de Exteriores vino a confirmar que llamar “golpista” a la derecha no es para tanto. Deben entender que es un epíteto, pero no una ofensa.

O sea, que la derecha es inherentemente golpista, antidemocrática, “extrema” toda ella... y, claro, así es lógico que uno considere que los períodos en los que gobierna son períodos de gran anormalidad. Cuando las cosas son normales, o sea, cuando gobierna la izquierda, procede estar calladitos, ¿no?

Si, al menos, no pretendieran dar continuamente lecciones de tolerancia, se llevaría mejor.