FERBLOG

martes, enero 25, 2005

ZAPATERO, EL ESDRÚJULO

Seguro que se han percatado ustedes, porque ha llamado la atención hasta de alguien tan poco sospechoso de imparcialidad como Álex Grijelmo, que menciona –sin referencia nominativa- el asunto en su último libro. Es curiosa la tendencia de ZP hacia la esdrujulización.

El Presidente tiende a convertir en esdrújula toda palabra de más de tres sílabas que sale por su boca –que son muchas, puesto que la ampulosidad general del lenguaje políticamente correcto pare polisílabos sin parar-. Observen, observen, verán cómo, en la prosodia zapateril, los acentos tienden a desplazarse hacia el principio de las palabras. Es una tendencia muy notable porque, como casi todo el mundo sabe, el español es una lengua predominantemente llana y, por añadidura, las excepciones tienden más a producir palabras agudas que esdrújulas. Así pues, Zapatero I, el Esdrújulo, sería el título con el que nuestro ZP podría pasar a la historia.

Y es que lo de la progresía con el idioma viene de lejos. Comprendo que les tiene que resultar desesperante, porque no hay cosa más propia de la sociedad civil, más inmune al BOE, que la lengua. La lengua está hecha de conceptos contingentes, sí, pero de una contingencia distinta de la que a ZP le gusta. Creo que la RAE le ha venido a recordar que, por mucho que se ponga, el ayuntamiento de dos homosexuales, de hecho o de derecho, será de todo menos un “matrimonio”, por la misma razón que, por más que se empeñen, la bella ciudad catalana se llama “Lérida”, en español. ¿Por qué? Pues, volviendo a Grijelmo, porque así lo ha querido el genio del idioma, que sigue sus leyes propias, ajenas completamente a los deseos del político.

En la calle sigue habiendo ciegos, pisos, mendigos, maricas, chulos y negros, aunque en el BOE sólo existan discapacitados visuales, soluciones habitacionales, gente sin domicilio conocido, homosexuales, proxenetas y gente de color. No hay en ello nada ofensivo. Es sólo que el español se sigue hablando en España, o casi, mientras la LOGSE no surta todos sus efectos y los nacionalismos no proscriban el castellano del todo en sus territorios. Por lo mismo, la acentuación sigue siendo la de toda la vida, la que heredamos del padre Latín con algunas variaciones debidas a tanto hozar con godos, árabes, ingleses, franceses, italianos o indios caribes, entre otros.

Más que la cara, que también, la lengua sí que es el espejo del alma. Pues eso, que nos tocó un esdrújulo. Con eso lo decimos todo.