MARRUECOS
En el PP andan indignados porque el reyecito de Marruecos insultó a Aznar en la entrevista concedida a nuestro diario independiente más afamado –sí, independiente, el dependiente es el Gobierno, no confundamos los términos-. Piden al Gabinete ZP que exija las oportunas rectificaciones. Amén de que es cosa inútil exigirle a un Gobierno cuyo ministro de exteriores llama “golpista” a su predecesor que apele a la cortesía diplomática, tampoco creo yo que sea para ponerse así. Bien mirado, que un sátrapa con una pinta bastante ridícula le insulte a uno es casi motivo de orgullo. Lo preocupante es que los dictadores te pasen la mano por el hombro y te llamen colega, compañero, primo, hermano, o lo que sea. ¿A que sí, bolivarianos?
Volvemos a lo de siempre. El rey de Marruecos, como el Lendakari, está en su sitio. Forrándose con todo tipo de actividades (legales y legales más todos los prefijos imaginables) y gobernando su satrapía como tal, como un cortijo. A poco que se tengan un par de ideas claras, vale. A saber: con Francia al fin del mundo y al servicio de los EE.UU. casi para lo que sea. A los reyes de Marruecos les molesta mucho España, para qué nos vamos a engañar. Hace quinientos años que tenemos dos plazas de soberanía que, por lo visto, son como banderillas en las espaldas de los sucesivos comendadores de los creyentes y, pese a nuestro vergonzoso abandono del Sahara, seguimos poniendo obstáculos diplomáticos –por poco tiempo, me temo- a su anexión por las buenas. Además, se da la circunstancia de que la querencia a Francia y a España son incompatibles salvo en los sueños de Moratinos, por concurrencia de intereses. Y, claro, puestos a elegir, el reyecito escoge quien le puede proporcionar negocios más pingües y, llegado el caso, un bonito exilio en la Costa Azul, como a Mobutu. Por un nada módico estipendio, en la Costa Azul admiten horteras como este.
Los que no estamos en nuestro sitio somos nosotros. Por un lado, porque la diplomacia flower power del tándem Moratinos-ZP es más propia de países con unos intereses estratégicos algo menos complejos (¿las Seychelles, quizá?). Y por otra porque, no sé por qué, siempre parece haber intereses ocultos.
¿Se ha preguntado alguien alguna vez por el por qué de esas querencias tan acusadas de Felipe González y buena parte de nuestra progresía hacia las laderas del Atlas? No dudo que Marruecos ha de ser un país bellísimo pero, ¿tanto? El contento de perderle de vista nos ha hecho perder comba de FG y sus relaciones. Pero este hombre parece sentir una instintiva atracción por sátrapas y dictadores, cuanto peor se lleven con el país del que fue presidente trece largos años, mejor.
Al menos Aznar escogía sus amigos en los Estados Unidos que, hasta la fecha, no nos envían pateras ni nos han invadido ningún islote (en época reciente)...
Volvemos a lo de siempre. El rey de Marruecos, como el Lendakari, está en su sitio. Forrándose con todo tipo de actividades (legales y legales más todos los prefijos imaginables) y gobernando su satrapía como tal, como un cortijo. A poco que se tengan un par de ideas claras, vale. A saber: con Francia al fin del mundo y al servicio de los EE.UU. casi para lo que sea. A los reyes de Marruecos les molesta mucho España, para qué nos vamos a engañar. Hace quinientos años que tenemos dos plazas de soberanía que, por lo visto, son como banderillas en las espaldas de los sucesivos comendadores de los creyentes y, pese a nuestro vergonzoso abandono del Sahara, seguimos poniendo obstáculos diplomáticos –por poco tiempo, me temo- a su anexión por las buenas. Además, se da la circunstancia de que la querencia a Francia y a España son incompatibles salvo en los sueños de Moratinos, por concurrencia de intereses. Y, claro, puestos a elegir, el reyecito escoge quien le puede proporcionar negocios más pingües y, llegado el caso, un bonito exilio en la Costa Azul, como a Mobutu. Por un nada módico estipendio, en la Costa Azul admiten horteras como este.
Los que no estamos en nuestro sitio somos nosotros. Por un lado, porque la diplomacia flower power del tándem Moratinos-ZP es más propia de países con unos intereses estratégicos algo menos complejos (¿las Seychelles, quizá?). Y por otra porque, no sé por qué, siempre parece haber intereses ocultos.
¿Se ha preguntado alguien alguna vez por el por qué de esas querencias tan acusadas de Felipe González y buena parte de nuestra progresía hacia las laderas del Atlas? No dudo que Marruecos ha de ser un país bellísimo pero, ¿tanto? El contento de perderle de vista nos ha hecho perder comba de FG y sus relaciones. Pero este hombre parece sentir una instintiva atracción por sátrapas y dictadores, cuanto peor se lleven con el país del que fue presidente trece largos años, mejor.
Al menos Aznar escogía sus amigos en los Estados Unidos que, hasta la fecha, no nos envían pateras ni nos han invadido ningún islote (en época reciente)...
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home