BUNDESTREUE (LEALTAD CONSTITUCIONAL)
Creo recordar que fue ayer cuando, en un artículo de opinión, me topé con este concepto. "Bundestreue" es algo que podríamos traducir como "lealtad federal". Como el lector habrá podido deducir, es un término propio del constitucionalismo alemán y entraña algo más que un simple concepto jurídico. Es la verdadera argamasa que cimenta el estado de la Ley Fundamental de Bonn. No es ya que los länder deban cumplir las leyes -eso se da por descontado en la RFA y en toda tierra de cristianos con dos dedos de frente- sino que deben conducirse con lealtad hacia los otros länder y a la Federación.
El concepto viene al pelo en estos momentos, en España. Cuando el Sr. Maragall nos amenazaba con un estado permanentemente inconcluso (el modelo de estado nunca se va a cerrar y, por tanto, lo más que nos pueden ofrecer -generosos ellos- es una tregua por otros cinco, diez, quince o quién sabe cuántos años) es una palmaria proclamación de ausencia de "Bundestreue" en la actitud de nuestras dos principales "comunidades históricas" (inciso: ¡viva Navarra!). Ausencia en el caso catalán que es total y absoluta en el vasco.
Insisto en que se trata de algo más que una predisposición de cumplir con las leyes. Es un verdadero ánimo de convivencia, un compromiso sincero con el régimen constitucional. Lo que, desde el punto de vista territorial, hace de la constitución algo más que un texto nominal.
La carencia de "Bundestreue" es, por otra parte, lo que convierte en vano todo intento de llegar a una transacción que haga posible la famosa "inserción cómoda" de los nacionalismos en el estado. Dejando aparte las consideraciones sobre la propia esencia del nacionalismo (que no es un tipo de doctrina política homologable a las demás), lo impide la ausencia de una lealtad real al proyecto colectivo. Por eso resultan de una ingenuidad pasmosa, en el supuesto de que estén concebidos desde la buena fe, los intentos de ZP y compañía de encontrar la piedra filosofal que permita resolver el dilema del nacionalismo.
Quizá algún día se entienda que no nos hallamos ante un problema técnico o medible en términos de "cantidad de soberanía" o competencias, sino ante algo mucho más profundo. Por eso es imprescindible ponerse un límite claro, conocido y preciso que los nacionalistas han de entender que en ningún caso se traspasará. Porque la carencia de "Bundestreue" hace que el proceso, tendencialmente, conduzca de modo inevitable a la ruptura.
Ah, se me olvidaba. El concepto de "Bundestreue" también vincula, como no podía ser menos, a las instituciones de la Federación. Hemos de partir de la hipótesis de que los entes cuya razón primordial de existir es la defensa del orden constitucional están realmente comprometidos con éste. Si no... apaga y vámonos.
El concepto viene al pelo en estos momentos, en España. Cuando el Sr. Maragall nos amenazaba con un estado permanentemente inconcluso (el modelo de estado nunca se va a cerrar y, por tanto, lo más que nos pueden ofrecer -generosos ellos- es una tregua por otros cinco, diez, quince o quién sabe cuántos años) es una palmaria proclamación de ausencia de "Bundestreue" en la actitud de nuestras dos principales "comunidades históricas" (inciso: ¡viva Navarra!). Ausencia en el caso catalán que es total y absoluta en el vasco.
Insisto en que se trata de algo más que una predisposición de cumplir con las leyes. Es un verdadero ánimo de convivencia, un compromiso sincero con el régimen constitucional. Lo que, desde el punto de vista territorial, hace de la constitución algo más que un texto nominal.
La carencia de "Bundestreue" es, por otra parte, lo que convierte en vano todo intento de llegar a una transacción que haga posible la famosa "inserción cómoda" de los nacionalismos en el estado. Dejando aparte las consideraciones sobre la propia esencia del nacionalismo (que no es un tipo de doctrina política homologable a las demás), lo impide la ausencia de una lealtad real al proyecto colectivo. Por eso resultan de una ingenuidad pasmosa, en el supuesto de que estén concebidos desde la buena fe, los intentos de ZP y compañía de encontrar la piedra filosofal que permita resolver el dilema del nacionalismo.
Quizá algún día se entienda que no nos hallamos ante un problema técnico o medible en términos de "cantidad de soberanía" o competencias, sino ante algo mucho más profundo. Por eso es imprescindible ponerse un límite claro, conocido y preciso que los nacionalistas han de entender que en ningún caso se traspasará. Porque la carencia de "Bundestreue" hace que el proceso, tendencialmente, conduzca de modo inevitable a la ruptura.
Ah, se me olvidaba. El concepto de "Bundestreue" también vincula, como no podía ser menos, a las instituciones de la Federación. Hemos de partir de la hipótesis de que los entes cuya razón primordial de existir es la defensa del orden constitucional están realmente comprometidos con éste. Si no... apaga y vámonos.
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