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lunes, enero 24, 2005

IDEAS PARA LA REFORMA CONSTITUCIONAL

Siempre que se habla de reformar la Constitución, parece darse por sentado que la reforma deberá dar lugar a una profundización en el modelo existente. Más aún, o bien la reforma de la Constitución se plantea al estilo ZP, o sea, “reformo por reformar para que veáis que reformo y que Aznar no reformaba (qué progre soy y qué talante tengo...), y busco cuatro cosillas intrascendentes” o bien se trata de cargarse la unidad nacional a toda costa.

Pues bien, lo cierto es que no sólo los nacionalistas están descontentos –en realidad, nadie está del todo contento, pero no todo el mundo es tan infantil como para dar la matraca con el tema durante treinta años- y, si se puede pedir, yo también me apuntaría, pero a lo siguiente:

Primero: reforma del Título Primero, para colocar el derecho a la propiedad donde legítimamente le corresponde: entre los derechos de más alto grado de protección. Elevación del derecho a un sistema tributario justo y respetuoso con el derecho de los ciudadanos al producto de su trabajo al rango de derecho fundamental. Rebaja de los requisitos exigidos a la iniciativa legislativa popular. Constitucionalización del principio de subsidiariedad del Estado respecto a la iniciativa privada.

Segundo: cierre del Título Octavo. Las competencia de las CCAA deben quedar, como conjunto de numerus clausus, en su estado actual, salvo lo propuesto más adelante. Todas las demás competencias han de serlo, por defecto, del Estado. Prohibición de ulteriores delegaciones. Aprobación y reformas de estatutos con mayorías de dos tercios de las Cortes.

Tercero: avocación por el Estado de las competencias de fijación del currículo y contenidos mínimos en todos los niveles de enseñanza. En particular, sólo el Estado debería estar capacitado para otorgar grados académicos –elemental, secundario y superior- mediante exámenes nacionales. En particular, el Estado asegurará el efectivo cumplimiento del deber constitucional de conocer la lengua castellana. En su función de Alta Inspección, el Estado cuidará de que los conocimientos transmitidos a los escolares sean rigurosamente ajustados al espíritu y la letra de la Constitución.

Cuarto: supresión del Senado y elección del Congreso en distrito único. Aplicación del límite del 5 % a nivel nacional. Creación de un consejo de comunidades autónomas, con carácter consultivo y sin competencias legislativas.

Quinto: replanteamiento de las funciones jurisdiccionales del Tribunal Constitucional. Reforzamiento del Supremo como instancia última y ápice de la pirámide judicial.

Sexto: extensión de la protección del artículo 168 a todo el Texto Constitucional, a excepción de los supuestos en los que la Constitución deba modificarse para adaptarse a un tratado internacional, supuestos que, en todo caso, deberían exigir un referéndum consultivo a la nación.

Otro día sugeriré más reformas. Ah, y para que se vea que no soy maximalista, estoy dispuesto a no pedir la república, de momento. Y es que todos tenemos lista de la compra...