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jueves, enero 27, 2005

MÁS SOBRE EL CINE

Carmen Calvo, nuestra ministra de cultura, con su inspiración habitual, ha encontrado la razón de la profunda crisis del cine español. La culpa es del PP, que instiga a las masas contra nuestros creadores y contra la “gente de la cultura”. Bueno, al menos es al PP en general, y no a Aznar en particular, lo que ya es un avance, que por algo CC es ministra de cultura.

Sería un consuelo. Además, es de lo más sugerente. Sentirse perseguido por la derechona, y tal. Es lo mejor, una especie de clandestinidad subvencionada, lo mejor de los dos mundos. Pero me temo que no. Me temo que la gente no va a ver sus películas porque se aburre de solemnidad con sus pedantadas y su monotemática obsesión. Recuerdo que una vez oí decir a Vicente Aranda que “detestaba el cine de palomitas”. Nunca una frase definió mejor a un tipo. No tiene ni puta idea de lo que es el cine ni de lo que ha sido y lo que es peor... no le importa. Él es un genio porque así le parió su madre, no porque se haya hinchado a ver películas de John Ford. Y como él, la mayoría de los genios subvencionados por CC y, mal que nos pese, todos sus predecesores en el cargo.

Por otra parte, y si el PP hubiera llamado al personal a no ir al cine, ¿qué? Al fin y al cabo, el PP fue el blanco de sus iras. Incluso hicieron el documental ese del “Hay motivo”, el que vieron unas quinientas personas, con la sana intención de terminar con la dictadura del PP, ¿no? Pues resulta que al PP, fíjate tú, le votan unos diez millones de personas que no disfrutan, precisamente, cuando se les llama “fascista” y otras lindezas por el estilo.

Volvemos a lo de siempre: la gente del cine (de la cultura, como dicen ellos) espera, como toda la izquierda, que el hecho de que ellos se alineen, no ya con un partido político y su porción de la sociedad, sino contra otro y la suya no puede tener absolutamente ningún coste. La razón está de su lado, los demás hemos de aceptarlo, y punto. Y, por supuesto, seguir transfiriéndoles puntualmente parte de nuestros impuestos, para que nuestra cultura no desaparezca. En este caso, todo ha de perdonárseles en razón de su inmenso talento, supongo.

No sé bien si son sectarios de puro mediocres, o son mediocres de puro sectarios. Pero ambas cosas lo son, seguro.