MILI Y PATRIOTISMO
Leo en Debate 21 una curiosa noticia: la Asociación de Militares Españoles (AME) aboga por la reimplantación del servicio militar obligatorio como vía para reactivar algo el patriotismo de los españoles y el sentimiento por los símbolos nacionales. Es la segunda lanza que, en pocos días, veo romper a favor de la vieja mili. Vaya por delante, que quien esto escribe sí tuvo aún que prestar servicio militar a la Patria.
Digo que es la segunda porque, no hace mucho, oí nada menos que a María Antonia Iglesias espetar a una representante del PP que era ese partido el que tenía la culpa de la menesterosidad actual de las Fuerzas Armadas, debido a su “demagógica” supresión de la mili.
Como apunte histórico, y para quienes crean que lo progresista es no molestar y, por tanto, que el ejército sea profesional, hay que decir que no está escrito que la izquierda deba ser antimili. Más bien todo lo contrario, si tenemos en cuenta que la leva obligatoria –el ejército como pueblo en armas- para defender una nación, ahora sí, propia, el pueblo defendiéndose a sí mismo, es todo un icono de modernidad. El ejército profesional es un invento medieval y de la Edad Moderna. Los tercios de Flandes eran profesionales. No lo eran las legiones romanas ni las tropas movilizadas por la Francia revolucionaria.
Al caso, no voy a entrar en el ejército profesional-ejército no profesional desde el punto de vista técnico, aunque creo que, sin negar ciertas virtudes al ejército de levas, lo primero me parece más cabal, sobre todo si el servicio militar queda reducido a un período muy corto, como era el caso en las fechas próximas a su desaparición. Sí diré que tiene guasa que la izquierda española venga a lamentarse de que pocos jóvenes quieran incorporarse a filas, tras años y años de mostrar los valores militares como antidemocráticos y arcaicos, cuando no intrínsecamente negativos.
Voy, más bien, a la idea de la AME. ¿Es hacer la mili una buena forma de coger querencia a los símbolos? Doy por hecho que no merece ya la pena ver en la mili una forma para que los reclutas confraternicen con otros, procedentes de otras regiones españolas y demás, porque se supone que, a estas alturas, la cosa debería estar superada –antes, el ejército, amén de alfabetizar, daba ocasión de pasearse un poco por la geografía patria; digo yo que eso ya no debería hacer falta... ¿o sí?-. Mucho me temo que no. Y la mejor prueba, desde luego, es que muchos, muchísimos de los que hoy tienen actitudes de lo más antipatriótico juraron bandera.
Por supuesto, nada habría de malo en reforzar la estima, en la sociedad civil, de los valores militares, pero creo que lo que verdaderamente necesitamos no es una exportación mimética al ámbito civil de esos valores, sino un patriotismo civil genuino. A modo de ejemplo, muy pocos norteamericanos visten uniforme, pero el aprecio por el país y sus símbolos parece fuera de toda duda, incluso entre los sectores más contestatarios o críticos con el sistema político de los Estados Unidos.
Los símbolos españoles vendrían mucho mejor servidos si toda una serie de líderes de opinión fuese capaz de superar ese desapego de pose que no parecen capaces de dejar de exhibir. ¿Es, por ejemplo, realmente necesario ese “España me la suda” savateriano cuando, a mi juicio, el filósofo viene impartiendo lecciones, y lecciones provechosas, de lo que puede ser un patriotismo sano? ¿Es verdaderamente imprescindible tener superado “lo de la bandera” para ser reconocido como una persona progresista en España?
Entiéndaseme bien. No abogo porque nadie sienta lo que no quiera sentir. Sino, simplemente, porque el lenguaje simbólico se alinee con las convicciones proclamadas. Si creemos en las libertades, si creemos en la nación cívica, si creemos en los derechos... es obvio que la bandera no “nos la suda” porque la bandera simboliza exactamente eso. La mayoría de los españoles no tienen, no tenemos, ningún problema existencial al respecto. Por tanto, tampoco deberíamos tenerlo con los símbolos nacionales.
Quizá sería este, también, un buen tema para Educación para la Ciudadanía. Además de saber que hay niños con dos papás y dos mamás, y que hay unos señores muy buenos, muy buenos, muy buenos, que son los que votan al PSOE –gente sencilla y de buen corazón- y otros señores muy malos, muy malos, muy malos, que votan al PP –y usan ropa de marca-, sería muy positivo introducir a los niños en la liturgia simbólica de la democracia. Que conozcan cuál es la historia de nuestra bandera, el porqué –el sencillo porqué- de sus colores, cuál es la historia del escudo, cuál la de las fiestas cívicas, qué simboliza la corona, por qué hemos de respetar siempre a los cargos electos –aun cuando las personas que los ostenten nos resulten indeseables-... que sepan cómo hubo quien, muy maltratado por el país y sus gentes, nunca jamás dejó de sentirse español hasta la médula.
La mejor forma de promover el patriotismo en España es permitir un acceso sin sesgos a la historia, la geografía, la literatura y la política de nuestro país. Dejar de mentir, en suma. La experiencia enseña que esta tierra ha criado generaciones y generaciones de verdaderos patriotas, capaces de amarla desde posiciones políticas muy divergentes, incluso desde la distancia y la expulsión. Y solo algunos de ellos vistieron uniforme.
Digo que es la segunda porque, no hace mucho, oí nada menos que a María Antonia Iglesias espetar a una representante del PP que era ese partido el que tenía la culpa de la menesterosidad actual de las Fuerzas Armadas, debido a su “demagógica” supresión de la mili.
Como apunte histórico, y para quienes crean que lo progresista es no molestar y, por tanto, que el ejército sea profesional, hay que decir que no está escrito que la izquierda deba ser antimili. Más bien todo lo contrario, si tenemos en cuenta que la leva obligatoria –el ejército como pueblo en armas- para defender una nación, ahora sí, propia, el pueblo defendiéndose a sí mismo, es todo un icono de modernidad. El ejército profesional es un invento medieval y de la Edad Moderna. Los tercios de Flandes eran profesionales. No lo eran las legiones romanas ni las tropas movilizadas por la Francia revolucionaria.
Al caso, no voy a entrar en el ejército profesional-ejército no profesional desde el punto de vista técnico, aunque creo que, sin negar ciertas virtudes al ejército de levas, lo primero me parece más cabal, sobre todo si el servicio militar queda reducido a un período muy corto, como era el caso en las fechas próximas a su desaparición. Sí diré que tiene guasa que la izquierda española venga a lamentarse de que pocos jóvenes quieran incorporarse a filas, tras años y años de mostrar los valores militares como antidemocráticos y arcaicos, cuando no intrínsecamente negativos.
Voy, más bien, a la idea de la AME. ¿Es hacer la mili una buena forma de coger querencia a los símbolos? Doy por hecho que no merece ya la pena ver en la mili una forma para que los reclutas confraternicen con otros, procedentes de otras regiones españolas y demás, porque se supone que, a estas alturas, la cosa debería estar superada –antes, el ejército, amén de alfabetizar, daba ocasión de pasearse un poco por la geografía patria; digo yo que eso ya no debería hacer falta... ¿o sí?-. Mucho me temo que no. Y la mejor prueba, desde luego, es que muchos, muchísimos de los que hoy tienen actitudes de lo más antipatriótico juraron bandera.
Por supuesto, nada habría de malo en reforzar la estima, en la sociedad civil, de los valores militares, pero creo que lo que verdaderamente necesitamos no es una exportación mimética al ámbito civil de esos valores, sino un patriotismo civil genuino. A modo de ejemplo, muy pocos norteamericanos visten uniforme, pero el aprecio por el país y sus símbolos parece fuera de toda duda, incluso entre los sectores más contestatarios o críticos con el sistema político de los Estados Unidos.
Los símbolos españoles vendrían mucho mejor servidos si toda una serie de líderes de opinión fuese capaz de superar ese desapego de pose que no parecen capaces de dejar de exhibir. ¿Es, por ejemplo, realmente necesario ese “España me la suda” savateriano cuando, a mi juicio, el filósofo viene impartiendo lecciones, y lecciones provechosas, de lo que puede ser un patriotismo sano? ¿Es verdaderamente imprescindible tener superado “lo de la bandera” para ser reconocido como una persona progresista en España?
Entiéndaseme bien. No abogo porque nadie sienta lo que no quiera sentir. Sino, simplemente, porque el lenguaje simbólico se alinee con las convicciones proclamadas. Si creemos en las libertades, si creemos en la nación cívica, si creemos en los derechos... es obvio que la bandera no “nos la suda” porque la bandera simboliza exactamente eso. La mayoría de los españoles no tienen, no tenemos, ningún problema existencial al respecto. Por tanto, tampoco deberíamos tenerlo con los símbolos nacionales.
Quizá sería este, también, un buen tema para Educación para la Ciudadanía. Además de saber que hay niños con dos papás y dos mamás, y que hay unos señores muy buenos, muy buenos, muy buenos, que son los que votan al PSOE –gente sencilla y de buen corazón- y otros señores muy malos, muy malos, muy malos, que votan al PP –y usan ropa de marca-, sería muy positivo introducir a los niños en la liturgia simbólica de la democracia. Que conozcan cuál es la historia de nuestra bandera, el porqué –el sencillo porqué- de sus colores, cuál es la historia del escudo, cuál la de las fiestas cívicas, qué simboliza la corona, por qué hemos de respetar siempre a los cargos electos –aun cuando las personas que los ostenten nos resulten indeseables-... que sepan cómo hubo quien, muy maltratado por el país y sus gentes, nunca jamás dejó de sentirse español hasta la médula.
La mejor forma de promover el patriotismo en España es permitir un acceso sin sesgos a la historia, la geografía, la literatura y la política de nuestro país. Dejar de mentir, en suma. La experiencia enseña que esta tierra ha criado generaciones y generaciones de verdaderos patriotas, capaces de amarla desde posiciones políticas muy divergentes, incluso desde la distancia y la expulsión. Y solo algunos de ellos vistieron uniforme.
5 Comments:
Te olvidas de otra reciente defensa de la mili obligatoria. el ex presidente extremeño. El siempre "peculiar" Ibarra defendió la mili obligatoria para que al Ejército no vayan sólo "los pobres" y los de "al sur de Madrid".
¿Estará el PSOE preparando a la opinión pública para la reimplantación de la mili?
By Anónimo, at 5:10 p. m.
Entre lo del himno de la SGAE ,digo de Ejpaña y esto de la vuelta de la mili obligatoria,me pregunto que sera lo proximo.
¿Campamento del frente de juventudes para la practica de "Educacion de la Ciudadania"?
By Anónimo, at 8:23 p. m.
El problema es que "España" es un soporte estético capturado por la derecha. Yo soy de izquierdas y creo en el republicanismo (la adhesión a valores, no a la cultura). Para mí España no es otra cosa que un conjunto de valores como los qeu expresa la constitución. A mi me parecen bien las iniciativas como el servicio civil, educación para la ciudadanía y, por qué no, la mili: un sitio donde se explique a la gente qué significa ser ciudadano y como funciona la maquinaria donde uno inserta sus impuestos.
El problema es que, cuando rajoy habla de España se parece mucho más a la del Cid, a la una grande y no tan libre y otros asuntos muy poco estéticos.
By Citoyen, at 2:15 a. m.
Yo no hice la mili y no por eso soy menos patriota. ¿Cuántos etarras hicieron la mili?.
La mili servía para que los paletos viesen mundo, les vendría bien a los paleto-nacionalistas
By Jorge Castrillejo, at 10:38 a. m.
"El ejército profesional es un invento medieval y de la Edad Moderna...No lo eran las legiones romanas ni las tropas ..."
Las legiones romanas son profesionales a partir de Augusto, es decir, durante casi todo el periodo imperial. Si no recuerdo mal, los legionarios se alistaban por un periodo de 15 años.
By Anónimo, at 10:30 p. m.
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