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domingo, septiembre 02, 2007

TAMBIÉN GALICIA

Leo en prensa, bastante pasmado, que ahora hay también “galescolas” que es, por lo visto, como se denominan los centros –dependientes de la Administración Pública- en los que la enseñanza se da en exclusiva en lengua gallega. ¿Qué tiene usted contra la impartición de enseñanzas en gallego? Nada en absoluto, a condición de que sean los padres del educando, oído el interesado cuando tenga juicio suficiente, quienes puedan decidir.

Sí tengo, y mucho, contra la escuela como centro de indoctrinamiento, en general, y como centros de propagación de la mentira, en particular. Mucho me temo que, en Galicia (donde, por cierto, no hay empedrado al que echar las culpas, y buena parte de la responsabilidad compete al PP, sempiterno gobernante) está anidando a gusto la peste nacionalista. Hemos comentado alguna vez que, si algún error se ha cometido a lo largo de esta Transición de nuestros pecados, fue el de regionalizar la enseñanza. No contentos con semejante dislate, además, cada vez que hay que montar un ejecutivo autonómico de coalición, la consejería de educación va sistemáticamente al partido radical de turno. ¿Por qué? Porque lo que para unos es caza menor, para otros es pieza esencial.

Vaya por delante que, en mi opinión, el sistema educativo, en todos los niveles, debería estar gestionado por entidades privadas, conforme al perfil y el gusto de cada cual –lo cual no es incompatible con la existencia de financiación pública que, en lo posible, debería ir a los padres y no a los centros-. Corresponden a la Administración Pública la impartición de los títulos, lo que conlleva la fijación del currículo mínimo –con los consiguientes exámenes nacionales, iguales para todos- y el establecimiento de los oportunos controles académicos y, en general, de cumplimiento de la normativa (la función de inspección, ¿recuerdan?). Pero, en todo caso, creo que es una función esencialmente nacional, no delegable, o que debe desempeñar la Administración de máximo nivel –me refiero, claro está, a la educación propiamente dicha, que no a la intendencia del tema, cosa perfectamente descentralizable.

De nuevo, ¿por qué? Porque la educación es uno de los elementos esenciales de realización del principio de igualdad de los españoles, algo fundamental (esto sí, y no las gilipolleces zapaterinas) en el estatuto de ciudadano. Liberales y socialistas (honrados) discrepamos, probablemente, en cuanto a cómo proveer el bien en cuestión mejor, pero no creo que estemos en desacuerdo en que se trata de una cuestión absolutamente crítica de cara al progreso del país y, por supuesto, a la igualdad de oportunidades –es decir, a la igualdad potenciadora de la libertad y compatible con ella, no a la igualdad liberticida-.

Pues bien, pasando de las musas al teatro, en España no es ya que todos sepamos que ese no se está cumpliendo, sino que hay pruebas evidentes de que determinadas escuelas se han convertido en centros de adoctrinamiento, lo que está mal y, lo que es peor, de difusión de puros y simples bulos, falsedades y absurdos. Recordemos, si no, esos mapas de “realidades nacionales” existentes solo en la imaginación de algún descerebrado, pero que, ante los escolares de ciertas regiones españolas, pasan por buenos, correctos y ajustados a la realidad geográfica –entre otras cosas, claro está, porque no son desmentidos, luego, por la prensa, los mapas del tiempo...-. No tengo ni idea de qué clase de mapas colgarán de las paredes de las galescolas, pero apuesto a que el de España no estará por ninguna parte, y apuesto más todavía a que el de Galicia no comprende exactamente las cuatro provincias. Porque seguro que la Galicia del funcionario de turno no será la de La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra, sino que coincidirá con alguna nación mítica que, a la cuarta copa de coñac, engulle Asturias, León y medio Portugal.

La circunstancia de que nuestros sin pares nacionalistas catalanes y vascos copen las portadas de continuo puede llevar a la conclusión, errónea, de que la estupidez es privativa de algunos territorios. Más bien parece que está muy bien distribuida, entre otras cosas porque la idiocia parece ser lo único para lo que en España no hay fronteras. Ni siquiera es cosa limitada a regiones bilingües, porque hay evidencias documentadas de estupidez solo en castellano.

Nuestro país tiene muchos problemas, sin duda. Pero de ellos, sólo la educación merece ser considerada un verdadero cáncer. Y se trata con aspirinas.

3 Comments:

  • O sea que para enseñar en gallego tiene que ser cuando los padres hablen con el niño. Para enseñar en español no es necesario, ¿no?

    Esto no va de regionalización de la educación, va de que cada niño pueda estudiar en su lengua materna.

    Leo en prensa quiere decir, leo en Libertad digital, ¿estoy en lo cierto?

    By Anonymous Anónimo, at 5:47 p. m.  

  • Corresponden a la Administración Pública la impartición de los títulos, lo que conlleva la fijación del currículo mínimo –con los consiguientes exámenes nacionales, iguales para todos- y el establecimiento de los oportunos controles académicos y, en general, de cumplimiento de la normativa (la función de inspección, ¿recuerdan?).

    No estoy de acuerdo. La razón por la que los liberales apoyamos la privatización del sector de la enseñanza es precisamente para apartar las sucias manos de la administración de la educación.

    El mercado son los ciudadanos, los ciudadanos son los que se educan, y obtienen los títulos que a su vez demanda el mercado, que somos los ciudadanos. ¿Que quieres estudiar en gallego, o en una "madrassa" la historia de España inventada, o el origen geológico de Euskal Herria? De acuerdo, pero ya veremos para qué te sirve y cómo te va después. Un mercado educativo estable eliminaría por sí sólo las posibilidades menos viables, y además abriría un abanico de otras fórmulas que ahora mismo no son posibles (p.ej. un bachillerato más "musical" o uno más "matemático"... yo qué se ¿por qué no?).

    Permitir la ingerencia administrativa incluso en los aspectos mínimos que señalas puede introducir elementos de adoctrinamiento que son igualmente malos si los utilizan los nazionanistas para sus fines como si los utiliza el estado central para los suyos, aunque tú los presumas más elevados.

    En el debate sobre la tercera hora de castellano en Cataluña, a mi me llama más la atención hasta qué punto los políticos deciden cómo utilizan el tiempo los escolares que el menos relevante de si hay que dar una hora más o menos de cada asignatura.

    By Anonymous Anónimo, at 6:50 p. m.  

  • Y pensar que en Sudamerica a todos los españoles nos llaman gallegos. ¿Qué pensarán estos paletos autodenominados nacionalistas?.

    By Blogger Jorge Castrillejo, at 11:58 a. m.  

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