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miércoles, septiembre 06, 2006

EDUCACIÓN: ¿MERECE LA PENA SEGUIR DENUNCIANDO?

El otro día me enteré de que la escala de calificaciones que se está aplicando actualmente en nuestro sistema educativo tiene sus dos grados máximos en “bien” y “muy bien” o algo así. Es decir, que, al menos en la educación primaria y secundaria, creo, han desaparecido las menciones de “notable” y “sobresaliente”, por no hablar de la matrícula “de honor”. Parece una tontería, pero no lo es. La eliminación del matiz comparativo, el que las cosas estén “bien” o “muy bien” pero nadie pueda hacerse “notar”, “sobresalir” y mucho menos merecer “honor” por estudiar mucho es muy ilustrativa.

El Consejo de Estado, por su parte, cuando hizo el preceptivo informe sobre la LOE llamó la atención sobre la circunstancia de que, en la lista de objetivos del sistema educativo, se hubiera eliminado la transmisión de conocimientos. Es decir, el sistema ha de servir para que los educandos sean mejores personas, tengan “talante”, sepan que es normal que un niño tenga dos papás... pero de ciencias, artes y humanidades, de ortografía, lectura y cálculo, nada de nada.

Últimamente, vuelve a la palestra un hecho archiconocido. A saber: que el sistema educativo del País Vasco se aplica a describir a los estudiantes un país irreal, eliminando sistemáticamente toda referencia a España, los españoles y, en general, a todas las estructuras económicas, políticas y sociales en las que Euskadi está incardinada. Si eso se combina con el desmadre lingüístico, el cóctel es explosivo – y en este caso, no se trata de ninguna figura literaria.

Por último, son cada vez más abundantes las denuncias procedentes de las profesiones docentes, que ya proceden de gente con los más diversos perfiles pedagógicos. Incluso personas de impecable perfil progresista y, por tanto, inatacable por los medios de costumbre, clama al cielo. Es lógico y natural, toda vez que un oficio siempre muy mal pagado y poco reconocido, pero al cabo respetado y entrañable, parece estar mudando en una profesión de riesgo.

Todo lo que he contado hasta aquí es de sobra conocido. Conocido por todos, además. Ya nadie se molesta en negar que nuestro sistema educativo es un desastre, que es mentira casi todo el discurso oficial pretendidamente justificativo o, simplemente, enmascarador y que, en las comunidades autónomas regidas por nacionalistas, la cosa toma, además, un tinte ideológico como para asustar al más pintado. Insisto, casi nadie serio se molesta en objetar. Y es que habría que ser imbécil, o muy insensato para ver natural que un sistema educativo no se plantee siquiera la transmisión de conocimientos como objetivo prioritario, que los profesores tengan que guardar bien el secreto de cuál es su auto si quieren que el seguro no les rescinda la póliza o para aceptar con comodidad que las pautas del sistema estén dictadas por una patulea de nazis enfermos.

Para poner la guinda, está llamando a la puerta lo que puede ser el acabóse: la “educación para la ciudadanía”. Pues bien si, más o menos, convenimos todos en que se están cometiendo errores de bulto y, me barrunto, también tenemos casi todos una idea clara de cómo rectificar (no digo que sea fácil ni que se pueda alcanzar, de la noche a la mañana, un consenso sobre tema tan espinoso, pero sí creo que hay unos mínimos que no deberían ser polémicos como, por ejemplo, que no es deseable que se cometan faltas de ortografía o que no se debe pegar a los compañeros – sí, me refiero a eso, no a cuestiones más complicadas), la pregunta es obvia: Qui prodest?, ¿Por qué seguimos adelante con esta insensatez? ¿Por qué no se recupera la exigencia como patrón fundamental –es decir, por qué no se acaba con el fraude a los que menos tienen-?, ¿Por qué se sigue consintiendo que circulen por ahí libros de texto que, lisa y llanamente, cuentan mentiras? Me imagino que todo el mundo podría pies en pared si un libro enseñara que “Las Señortias de Aviñón” es un cuadro del Bosco, ¿por qué, entonces, es aceptable un mapa autonómico que no se corresponde con la autonomía que pretende describir sino que incluye otra comunidad distinta y territorios de un Estado extranjero?

Y la respuesta, me temo, es también evidente. Los políticos que encargaron, a finales de los ochenta, la reforma del sistema ya sabían que los pedagogos a los que les iban a encargar el trabajo eran unos tarados, porque no son tontos (los políticos, y probablemente tampoco los pedagogos – la enfermedad es de otro tipo). El sistema es como es porque su objetivo primordial no es otro que el de formar futuros votantes de izquierda o nacionalistas. Así de simple, me temo. No cabe otra explicación.

Prefieren un pequeño nazi con talante que una persona con juicio crítico. Triste, pero cierto. Visto así, no sé si merece la pena seguir denunciando, curso tras curso, que en algunos lugares de España se enseñan mentiras.

3 Comments:

  • En lo que a la educación respecta creo que los partidos de izquierda tradicionalmente, partiendo de una buena intención, han aplicado métodos equivocados y han logrado resultados desastrosos.

    En su esfuerzo por no marginar a algunos estudiantes, lo que han conseguido es bajar el nivel medio (véanse los informes PISA) y marginar a aquellos que pudieran destacar. Se ha logrado así un sistema educativo absolutamente mediocre que en ningún momento premia el esfuerzo.

    No soy de los que piensa que en primaria y secundaria se deben transmitir exclusivamente conocimientos. Ciertos valores fundamentales como el civismo, el respeto por las ideas y la propiedad ajenas... y en general, aquellos principios básicos en los que el 95% de la población podemos estar deacuerdo. Ir más allá, es adoctrinamiento además de tremendamente injusto para un niño y nada respetuoso con un sistema democrático.

    Respecto a lo de Euskadi. Sin dejar de condenarlo (manipular la historia es una tentación constante para cualquier tipo de nacionalismo o régimen totalitario, no creo que tenga ninguna relación con la idea de fondo del artículo y el que sea un tema de actualidad no le hace merecedor de aparecer en él.

    La falta de autoridad de los profesores y directores de los centros, de colaboración de los propios padres sí son otros motivos determinantes.

    By Anonymous Anónimo, at 11:36 p. m.  

  • Más allá de que "la izquierda es un diablo con cuernos que se alía con el nacionalismo", fuera de eso que ya lo comenté antes sobre un artículo más reciente, comenté la gracia que me hacía, decir que vi ayer el informe en que se habla de la enseñanza en las ikastolas. Es realmente lamentable porque las mentiras son demasiado evidentes, aparte de profundamente repugnante (que es en realidad casi lo peor) por el adoctrinamiento que representa.

    En todo caso y como es muy tarde, estoy convencido de que una persona que no sea imbécil o en su defecto viva de realidades imaginarias como "Euskal Herria" -algo que no existe ni, "sobre todo", existió nunca- se lo pasaría muy bien en una clase de Historia de una ikastola, haciendo preguntas al profesor y todo eso, yo me reiría bastante.

    Reitero que es tarde (!!!) y por eso me lo tomo así aunque no miento, me reiría, pero el tema tiene una gravedad difícil de superar.

    PENOSO... y peligroso.

    Saludos

    PD: Lo de la "Educación para la ciudadanía" habrá que verlo, pero sí, se puede reconocer un miedo fundado (a priori digo), a mi también me lo da, no toda la gente de izquierdas vivimos entre flores ni nada similar, no todos somos "progres". Ni mucho menos.

    By Blogger Fritz, at 5:15 a. m.  

  • Nadie quiere darse cuenta, porque en realidad todos tenemos parte de culpa, pero vamos de mal en peor. Los valores se han perdido y los alumnos ya no necesitan esforzarse por nada.

    Te invito a leer mi artículo al respecto: Trivial Pursuit edición LOE

    http://www.terceraopinion.net/2009/06/28/trivial-edicion-loe/

    Un saludo.

    By Blogger Tercera Opinión, at 1:00 a. m.  

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