FERBLOG

miércoles, julio 06, 2005

TRIBULACIONES CATALANAS

El amigo Piqué la ha armado buena con sus declaraciones. La verdad es que hay una cierta contradicción en que nos pasemos media vida reclamando democracia interna en los partidos y la otra media denunciando el disenso interno como pernicioso e indicador de debilidad. Lo malo no es que un partido político afronte en su seno posturas poco compatibles, o incluso contrapuestas, mientras tenga capacidad de síntesis, que viene a ser equivalente a liderazgo sólido. Así pues, creo que el fondo de la observación de Piqué debería ser discutido, no simplemente anatematizado.

En lo que sí se ha equivocado el líder del PP catalán, como bien le recuerda Vidal Quadras, es en la personalización, que resultaba totalmente innecesaria y estratégicamente inconveniente. A título particular, no estoy demasiado cómodo con el perfil que demuestra la actual dirigencia del PP, muy escorada hacia posiciones demócrata-cristianas y excesivamente vinculada a las directrices morales de la Iglesia (lo que no quiere decir que no se pueda coincidir con ésta, también, desde una perspectiva liberal en muchas ocasiones), pero tampoco creo que los problemas puedan abordarse con tanta simpleza como lo ha hecho Piqué. El encaje de bolillos que tiene que afrontar Rajoy no se despacha con un par de cambios de caras, como podría deducirse de las palabras de don Josep.

Supongo, sólo supongo, que la crítica del ex ministro habrá que interpretarla en clave catalana –más allá de su natural interés por la marcha del partido a escala nacional, lo que tiene indudables implicaciones-. Y hay que reconocer, también, que su posición no es sencilla. Piqué busca su lugar bajo el sol del principado, y no parece encontrarlo. Ya dije en otro momento que esa búsqueda de sitio en el mapa político catalán es una de las grandes asignaturas pendientes de los populares, cuyo retorno al poder pasa, inevitablemente, por una cosecha digna allende el Cinca.

Hoy mismo, con la brillantez que suele, Girauta aporta en LD algunas claves para el análisis. Según él, Piqué y su gente estarían intentando mejorar su posicionamiento, en términos de marketing político, en un espacio que, a diferencia de lo que ocurre en el resto del país (salvo las otras comunidades que padecen el virus nacionalista) es bidimensional: al eje “normal” izquierda-derecha, se añade el eje nacionalista-no nacionalista (catalanista – no catalanista, si se prefiere). Esta bidimensionalidad del espacio político hace que estas comunidades ofrezcan resultados sorprendentes o, al menos, no homologables con el resto del mundo, ya que existe posibilidad de compensación entre ambos factores.

La conclusión que atenazaría a Piqué, y sigo a Girauta, es que el elector catalán percibiría al PP como un partido muy escorado a la derecha y hacia el “no catalanismo”. En consecuencia, el temor de los responsables es que el partido sea batido sistemáticamente, por el PSC en el eje izquierda-derecha y por CiU en el eje catalanismo-no catalanismo. ¿La conclusión? Pues el “centro catalanista” o el “catalanismo moderado”, claro.

A mi juicio, y aquí creo convenir con Girauta, Piqué se equivoca. No creo, sinceramente, que el PP catalán necesite otros afeites que los del PP a nivel nacional. El PP necesita, creo, que su “familia liberal” gane cotas de influencia –y esto no tiene nada que ver con “centrarse”, dejémonos de monsergas-, lo mismo en Cataluña que en el resto del país. Cataluña no necesita otro partido catalanista, porque de eso ya va sobrada: lo son todos los demás, sin excepción. No hay partidos “no nacionalistas” en Cataluña. Es probable que ya tampoco exista ningún tipo de “catalanismo tibio” fácilmente compatible con la idiosincrasia de un partido nacional. El propio PSC, cuya dirigencia es nacionalista –las bases no, pero esos están sólo para aportar votos- es, claramente, un cuerpo extraño en el socialismo español.

El manifiesto de los intelectuales de hace pocos días reclamaba un partido no nacionalista para Cataluña. Una alternativa. Dado que buena parte de ellos son gente tradicionalmente adscrita a la izquierda, es sensato que no perciban al PP como la alternativa más obvia, pero sería lógico que ese partido abriera los ojos a esa “ventana de oportunidad”.

Alguien decía no hace mucho que la derecha española tiene una patológica tendencia a dejar que otros le escriban el guión. A dejarse atrapar en debates de los que sale muy mal parada. Aceptar las peticiones de principio que plantean los rivales no suele conducir a buen puerto. Eso puede estar ocurriendo con el PP en Cataluña. Pasar las penas del purgatorio intentando cohonestar el propio discurso con el dichoso problema de la “nacionalidad”, además de ser un empeño vano, impide aprovechar un hecho constatable: son muy pocos los catalanes a los que este asunto les quita el sueño.

Las clases medias ilustradas, catalanas y españolas, andan bastante huérfanas de alternativas políticas. Lo sensato es proporcionárselas... y dejar los ejes para los geómetras.