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jueves, marzo 03, 2005

RIGOR HISTÓRICO EN IMÁGENES

La película alemana “El Hundimiento”, candidata al óscar que, finalmente, se llevó el Maradentro de Amenábar, está causando tanta impresión como, al parecer, polémica. Sin duda, es de lo mejor que se ha visto en muchos años en cine y, en particular, en cine histórico. Como ya mucha gente sabe, la película narra las últimas horas de Hitler y otros jerarcas nazis en el búnker que les cobijaba en una ciudad acosada, a punto ya de caer ante las tropas soviéticas.

La sobrecogedora interpretación del actor suizo Bruno Ganz hubiera merecido, probablemente, un óscar por sí misma. Pero todo en la película es soberbio. No es de extrañar que en el guión haya colaborado un historiador tan prestigioso como Joachim Fest –a la sazón, también ex director del Frankfurter Allgemeine Zeitung y, probablemente, uno de los intelectuales más serios en lengua alemana (un intelectual digno de tal nombre, vamos)-. El resultado está a la vista.

Por lo visto, ha habido quejas porque, al modo de ver de algunos, siempre tan políticamente correctos, el Hitler que aparece en la película es “demasiado humano”. Besa a los hijos de Goebbels, acaricia a su amante, Eva Braun o pasa la mano por el lomo de su perro, como cualquier hijo de vecino. Fest dice, con razón, que constatar que Hitler era humano es una estupidez y una simpleza. Pues claro que lo era. No hay, en retratar ese lado humano, nada de autocomplacencia. Antes al contrario, ello hace al personaje más aterrador, si cabe. El realismo hace justicia a lo tremendo del tipo. Como decía uno de los personajes de la genial “Ser o no Ser” –el actor al que su director le recriminaba que su interpretación de Hitler no era buena, porque parecía un simple “señor con bigotito”- Hitler era eso, un señor con bigotito.

Muy a propósito, Hanna Arendt subtituló su “Eichmann en Jerusalén” “un ensayo sobre la banalidad del mal”. El enorme talento de Arendt puso por primera vez el dedo en esa llaga: aunque la conciencia nos pida desesperadamente encontrar seres satánicos, no humanos, detrás de las atrocidades del nazismo –o de otras-, la realidad sólo nos ofrece gente. Gente, en ocasiones, como Eichmann, vulgar hasta la náusea. En otras ocasiones, como en el caso de Hitler, posiblemente no corriente, pero, con seguridad, no inhumana.

El maniqueísmo y las explicaciones simplonas no ayudan a entender. Un chalado histérico da alaridos por la radio y la nación más civilizada del mundo, en aquel momento, entra en una especie de trance que la lleva a despeñarse y, de paso, a conducir al mundo a un trauma sin precedentes. Fácil. Una suerte de enajenación mental transitoria colectiva, ¿también algunos de los mejores cerebros del siglo XX –Heidegger, Schmitt, el propio Adorno...- estuvieron enajenados? No. La realidad es más compleja, menos exculpatoria para mucha gente, aunque cueste aceptarlo.

Como han apuntado Revel, esas aproximaciones estereotipadas siempre fueron muy del gusto de la izquierda, empeñada en mostrar el régimen nazi como producto de una especie de Mal Absoluto, por esencia sobrenatural (contranatural, si se prefiere) y, por ello no parangonable. Se trata de demostrar que no ha habido, nunca, nada tan malo como el nazismo (inciso, en un momento de la película, Ganz-Hitler se pregunta irritado por qué no mandó ejecutar a la alta oficialidad del ejército “como hizo Stalin”). Eso es, lamentablemente, sólo cierto en parte. Otras veces, el maniqueísmo sirve a intereses menos claros o más particulares. Así, por ejemplo, es notorio que buena parte del cine americano de después de la guerra trataba con exquisito cuidado a las fuerzas armadas, en una especie de intento de que el honor de la Wermacht no se viera “contaminado” por todos esos pecados, endosables a la banda de oligofrénicos que formaban el partido propiamente dicho ¿cómo, si no, conservar, por ejemplo, el romanticismo decimonónico del duelo Monty-Rommel que, de otro modo, se hubiera visto empañado por tintes nada heroicos? Se trata, supongo, de salvar los trocitos de épica que dio la contienda, de demostrar que la Primera Guerra Mundial aún había dejado caballeros en los campos de batalla.

Se comprende aún menos, no obstante, el interés de ciertas organizaciones judías y su proclividad al escándalo. Como si todo intento de análisis riguroso de lo que paso restara un ápice de horror a la tragedia del Holocausto. En mi opinión, eso es tirar piedras sobre el propio tejado y abonar el terreno a imbecilidades –infamias, más bien- como la que dice que Israel se comporta ahora con los palestinos como los nazis con los judíos. Bien se haría en ayudar a comprender y no adoctrinar, aunque ello implique reconocer muchas cosas muy desagradables.

A escala mucho menor, y ya que hablamos de rigor histórico, he de confesar que anteayer me sorprendió notablemente el capítulo de la serie “Memoria de España” relativo a la época de la República –la Segunda, claro-. Me sorprendió por lo ecuánime y equilibrado. La mano de García de Cortázar se nota. El documental, pese a ser emitido por TVE y en estos tiempos que corren, no fue un panegírico absoluto del régimen del 31. Casi, casi, diría que el maestro Salvador de Madariaga lo hubiera aprobado. Se reconoció, incluso, que en el lado republicano también hubo represión. Supongo que Carmen Caffarel andaba demasiado ocupada intentando justificar por qué la audiencia se hunde –un mordaz Urdaci dice que es adrede, para hacer hueco al patrón, que va a empezar a emitir en abierto- como para caer en la cuenta de que estaba emitiendo un producto que, sin ser revisionista, no se ajustaba a la dialéctica buenos-malos políticamente correcta. No sé si Carod-Rovira ve tele en castellano o su religión se lo impide, pero como haya visto ese documental, ZP se va a enterar.

3 Comments:

  • Existe el error de que la maldad es algo restringido a unos pocos locos sanguinarios. La maldad puede estar en todas las personas normales. NO hace falta ser Hanibal Lecter para ser malvado. Malvados fueron los ciudadanos alemanes corrientes que apoyaron, jalearon o no condenaron al nazismo. Malvados son los ciudadanos vascos que jalean y comprenden a los terroristas y dan la espalda a las victimas.

    By Blogger Coase, at 9:31 a. m.  

  • Gran alegría encontrar como referencia en estas páginas a inteligencias genuinas como Hannah Arendt en lugar de a viejos estalinistas venidos a menos como César Alonso de los Ríos, glosado hace algunos días. La idea de que Hitler, Göbels y compañía estaban hechos del mismo barro humano que todos, que no eran monstruos excepcionales, es la clave para comprender críticamente y prevenir la barbarie del poder desbocado y descontrolado. Igual que lo es entender que el nazismo es un fenómeno intrínsecamente moderno (es decir, imposible sin la modernidad), como tan agudamente explica Zygmunt Baumann, otra referencia muy recomendable en estos asuntos. Sí, "El Hundimiento" es una excelente reconstrucción histórica, aunque creo que su capacidad de convicción tiene más que ver con el testimonio de Traudl Junge que con el libro de Fest (impecable, por otro lado. Está a punto de publicar uno nuevo sobre Speer que promete). El rigor de la película, en última instancia, dependerá de que no haga trampa con el testimonio de Junge, que no he leido. Lo mejor, mucho más conmovedor que el excelente trabajo de Bruno Ganz, es la breve coda documental de la verdadera Junge, que en treinta segundos emocionantes desmonta con una honradez que eriza el vello todas esas jeremiadas frecuentes en las dictaduras del "cómo iba yo a imaginar que estaba ocurriendo esto", "qué otra cosa podía yo hacer" y similares. A ese respecto te recomiendo vivamente, si es que no lo conoces, "Historia de un alemán", de Sebastian Haffner (Destino), un documento inapreciable de cómo quien, en aquellos años, tenía ojos para ver, veía.
    Por cierto, me alegro también de tu sorpresa por la sorprendente ecuanimidad de algo emitido por TVE. Desde luego, al mordaz Urdaci no le metían esos goles. Lo mismo Belcebú-Zapatero acaba por convertir la televisión pública en un lugar respirable. Sería intolerable. (Perdón por la longitud del post. Prometo contener la verborrea en próximas ocasiones).

    By Anonymous Anónimo, at 5:01 p. m.  

  • A los comentarios 1º y 3º: de acuerdo en ambos casos. Ciertamente, en el País Vasco ocurren cosas que deberían llevar a la reflexión. Y, sí, es verdad que lo de "Memoria de España" empieza a ser "Historia Express", pero más vale poco y decente...

    Pepe:

    Todas las referencias que citas me son conocidas y muy gratas (¿lo ves, hombre de poca fe, como hay más coincidencias de lo que parece?). Supongo que te refieres, al hablar de Baumann, a "Modernidad y Holocausto". En cuanto a Haffner, la Historia de un Alemán me pareció apasionante -de lectura muy recomendable para vascos, también-.

    La serie estaba encargada antes de llegar al poder el Esdrújulo, así que no vale como ejemplo de apertura mental.

    Saludos a todos y gracias por los comentarios
    Fernando

    By Anonymous Anónimo, at 5:48 p. m.  

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