NACIÓN DE NACIONES
Como era de esperar, al hilo de los debates sobre la recurrente cuestión nacional -ojalá los españoles pudiéramos dedicar nuestros esfuerzos a hablar del paro, los impuestos, la droga o el tiempo, como todo el mundo, pero ya se sabe...- cobra nuevo vigor la manida expresión de la "nación de naciones".
Esta frasecita pretendidamente definitoria es poco menos que la piedra filosofal para todos aquellos que aspiran a resolver el dilema de conciliar las aspiraciones de nuestros nacionalistas con una España unida, aunque sea precariamente. Es un tranquilizador de conciencias, en realidad. Por supuesto que la expresión puede usarse también desde otras perspectivas, pero es raro que los propios nacionalistas hagan uso de ella. Uno no se imagina a un portavoz del PNV definiendo a España como nación de naciones, ¿verdad? ¿Que por qué? Pues porque, para ellos, España no es más que un estado, no una nación, ni de naciones ni nada. Y, al césar lo que es del césar, hay que reconocerles en este punto un algo más de coherencia que al campo biempensante.
La expresión malamente puede pasar de chascarrillo mediático para jerga política de bajo nivel. No creo que tenga mucha utilidad científica ni, desde luego, es el bálsamo de fierabrás constitucional.
No es una expresión científicamente útil porque es un sinsentido. Una nación no puede contener otra, a menos que los términos "nación" y "naciones" no tengan el mismo valor. De forma menos impactante pero más lógica podría decirse "nación tipo A de naciones tipo B"; pero, claro, suena fatal. Y es que, como nos recordó nuestro querido ZP, el término "nación" es muy polisémico. Así pues, para que la expresión tenga sentido, la palabra "nación" no puede significar lo mismo en el sujeto (nación) y en el complemento (de naciones).
La expresión cobra lógica si entendemos, por ejemplo, que Cataluña es una nación comme il faut y España es una nación de segundo grado, un compuesto. Cataluña sería una nación étnica y España única y exclusivamente una nación cívica. Pero esto no es cierto, o, al menos, no con carácter general. Hay españoles que se sienten sólo españoles (muchos, entre ellos Bono, creo). España es el objeto inmediato de sus sentimientos de adhesión, la única comunidad nacional (sí, lo he puesto adrede) en la que se reconocen. Se sigue que, o bien seguimos adjetivando (nación de naciones y otras cosas...) o convenimos en que, como definición, la frasecita es mala.
Y si la polisemia es indeseable en ciencia política, mucho más en una norma jurídica sustantiva, como puede ser la Constitución. Es, sencillamente, imposible introducir la expresión "nación de naciones" en nuestro texto constitucional y pretender que todo siga como hasta ahora. El término "nación" en la Constitución tiene una finalidad clara: identificar al sujeto constituyente. Por eso sólo se aplica a España en su conjunto. El término no es polisémico en la Constitución -mal que le pese a ZP y aunque no guste a más de uno-. Como he dicho antes, no hay forma de entender la expresión cabalmente que no sea concluir que España es un ente compuesto. Pero, entonces, o bien se predica la soberanía en exclusiva del todo -y, por tanto, la calificación de "naciones" de las otras naciones es poco trascendente- o bien, más en línea con lo que es normal en los estados compuestos (al menos en el momento constituyente), se le reconoce a las partes un cierto nivel de soberanía... y quebró la unidad nacional para siempre (a no ser que el pacto constituyente la consagre con carácter irrevocable, y volvemos a lo del viaje y las alforjas).
Eso sí, sonar suena bonito.
Esta frasecita pretendidamente definitoria es poco menos que la piedra filosofal para todos aquellos que aspiran a resolver el dilema de conciliar las aspiraciones de nuestros nacionalistas con una España unida, aunque sea precariamente. Es un tranquilizador de conciencias, en realidad. Por supuesto que la expresión puede usarse también desde otras perspectivas, pero es raro que los propios nacionalistas hagan uso de ella. Uno no se imagina a un portavoz del PNV definiendo a España como nación de naciones, ¿verdad? ¿Que por qué? Pues porque, para ellos, España no es más que un estado, no una nación, ni de naciones ni nada. Y, al césar lo que es del césar, hay que reconocerles en este punto un algo más de coherencia que al campo biempensante.
La expresión malamente puede pasar de chascarrillo mediático para jerga política de bajo nivel. No creo que tenga mucha utilidad científica ni, desde luego, es el bálsamo de fierabrás constitucional.
No es una expresión científicamente útil porque es un sinsentido. Una nación no puede contener otra, a menos que los términos "nación" y "naciones" no tengan el mismo valor. De forma menos impactante pero más lógica podría decirse "nación tipo A de naciones tipo B"; pero, claro, suena fatal. Y es que, como nos recordó nuestro querido ZP, el término "nación" es muy polisémico. Así pues, para que la expresión tenga sentido, la palabra "nación" no puede significar lo mismo en el sujeto (nación) y en el complemento (de naciones).
La expresión cobra lógica si entendemos, por ejemplo, que Cataluña es una nación comme il faut y España es una nación de segundo grado, un compuesto. Cataluña sería una nación étnica y España única y exclusivamente una nación cívica. Pero esto no es cierto, o, al menos, no con carácter general. Hay españoles que se sienten sólo españoles (muchos, entre ellos Bono, creo). España es el objeto inmediato de sus sentimientos de adhesión, la única comunidad nacional (sí, lo he puesto adrede) en la que se reconocen. Se sigue que, o bien seguimos adjetivando (nación de naciones y otras cosas...) o convenimos en que, como definición, la frasecita es mala.
Y si la polisemia es indeseable en ciencia política, mucho más en una norma jurídica sustantiva, como puede ser la Constitución. Es, sencillamente, imposible introducir la expresión "nación de naciones" en nuestro texto constitucional y pretender que todo siga como hasta ahora. El término "nación" en la Constitución tiene una finalidad clara: identificar al sujeto constituyente. Por eso sólo se aplica a España en su conjunto. El término no es polisémico en la Constitución -mal que le pese a ZP y aunque no guste a más de uno-. Como he dicho antes, no hay forma de entender la expresión cabalmente que no sea concluir que España es un ente compuesto. Pero, entonces, o bien se predica la soberanía en exclusiva del todo -y, por tanto, la calificación de "naciones" de las otras naciones es poco trascendente- o bien, más en línea con lo que es normal en los estados compuestos (al menos en el momento constituyente), se le reconoce a las partes un cierto nivel de soberanía... y quebró la unidad nacional para siempre (a no ser que el pacto constituyente la consagre con carácter irrevocable, y volvemos a lo del viaje y las alforjas).
Eso sí, sonar suena bonito.
2 Comments:
Siempre acabamos en el mismo. ZP. El muy imbécil cae ahora en la cuenta de su necedad. Con tal de estigmatizar a Aznar, ha llegado al límite de los límites; España. Aznar lo tenía bien enfocado. Su pacto de gobernabilidad del 96, era la tumba de los nacionalismos a largo plazo; dales todas las transferencias constittucionales y, al cabo del tiempo, se reconvierten en regionalistas. Eso sí, previo paso por una época de tensión que España tenía que saber aguantar sin ceder un milímetro. Pues bien, vinieron lo terroristas y pusieron a ZP. A ceder y sonreir y, con ello, retroceder veinte años en la lucha contra el nacionalismo. Es lo que hay.
Por eso, ni nación de naciones ni eufemismo alguno. España sin más, y a esperar la convocatoria electoral para desalojar a este imbécil irresponsable. Y si vuelve a ganar necesitando a los nacionalistas; ojo al parche. Nos encontraremos con que alguien, algún día, le descerrajará un par de tiros a uno de ERC y, entonces, la tendremos liada sin posible vuelta atrás.
Felipe.
By Anónimo, at 11:37 a. m.
Siempre acabamos en el mismo. ZP. El muy imbécil cae ahora en la cuenta de su necedad. Con tal de estigmatizar a Aznar, ha llegado al límite de los límites; España. Aznar lo tenía bien enfocado. Su pacto de gobernabilidad del 96, era la tumba de los nacionalismos a largo plazo; dales todas las transferencias constittucionales y, al cabo del tiempo, se reconvierten en regionalistas. Eso sí, previo paso por una época de tensión que España tenía que saber aguantar sin ceder un milímetro. Pues bien, vinieron lo terroristas y pusieron a ZP. A ceder y sonreir y, con ello, retroceder veinte años en la lucha contra el nacionalismo. Es lo que hay.
Por eso, ni nación de naciones ni eufemismo alguno. España sin más, y a esperar la convocatoria electoral para desalojar a este imbécil irresponsable. Y si vuelve a ganar necesitando a los nacionalistas; ojo al parche. Nos encontraremos con que alguien, algún día, le descerrajará un par de tiros a uno de ERC y, entonces, la tendremos liada sin posible vuelta atrás.
Felipe.
By Anónimo, at 11:37 a. m.
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