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miércoles, diciembre 22, 2004

LECCIONES DE HISTORIA

Los dos últimos capítulos de la teleserie "Memoria de España" -desaparecida en combate durante un tiempo- trataban del reinado de Felipe II (para los de la LOGSE: segunda mitad del siglo XVI) y la primera parte del siglo XVII.

No parece que la moderna historiografía haya hecho mucha mella en los guionistas, que siguen aferrados a los discursos al uso que aprendimos en el colegio los niños de los primeros años de la democracia. A saber: que casi, casi desde el mismo reinado de Felipe II, el país componía un cuadro deprimente. Por supuesto, se incide una y otra vez en la verdad, tantas veces ocultada por el franquismo: que España, de hecho, no existía. En resumidas cuentas, que de 1492 a esta parte, nuestra historia es la historia de un gran fracaso colectivo.

Evidentemente, no es cosa de negar que aquellos años fueron terribles en muchos aspectos: hambre, devastación de la Hacienda, guerras continuas, el tribunal de la Inquisición haciendo de las suyas... Cierto, sí. Pero, además de que es siempre un error pretender juzgar los hechos del XVI y del XVII con ojos del XXI, lo que no se dice es que, en primer lugar, buena parte de los pesares de la sociedad española del renacimiento y el barroco eran muy comunes en la Europa de ese tiempo, que el proceso inquisitorial, por ejemplo, no se diferenciaba en nada de todos los demás (aterradores) procesos del brazo secular (más aún, las hogueras no eran, ni mucho menos, la nota característica más terrible de la Inquisición -eso era moneda de curso corriente en otros lugares, y si no que se lo digan a las acusadas de brujería en Holanda-), que las guerras eran el pan nuestro de cada día para todo el mundo.

Por otra parte, se acepta como cosa normal, o de poca monta, el hecho de que un imperio planetario funcionara durante muchos años. Puede que a trancas y barrancas, sí, pero el mismo hecho resulta del todo pasmoso, como lo fue, en su día, el funcionamiento del imperio romano. El correo -electrónico o físico- puede ser cosa corriente hoy, pero enviar cartas a Filipinas en el siglo XVI y que llegaran era, sencillamente, un milagro. El siempre decadente imperio español tuvo, durante trescientos años, un convoy surcando el Atlántico cada seis meses, y, como regla general, llegó a su destino. El siempre decadente imperio español gestionó, mediante cuerpos funcionariales que supusieron un avance en la ciencia de la administración, un territorio que hoy agrupa más de veinte estados soberanos (algunos de ellos con una eficiencia administrativa pareja a la que tenían en 1600). El siempre decadente imperio español fue la pesadilla de estadistas tan preclaros como el cardenal Richelieu (al que el decadente imperio le quitaba el sueño). La polémica de los "justos títulos", por ejemplo, es un hito en la historia del derecho y de la ciencia de la moral que, simplemente, carece de parangón en otras naciones europeas.

Aparte, por supuesto, queda lo que nadie discute: que aquellos años son el culmen absoluto de la cultura española (bueno, hasta el venturoso advenimiento del Gran Wyoming y la gente del cine). Sobre todo porque la lengua, ya madura, se revela como un maravilloso instrumento en manos de la mayor concentración de talento que se ha conocido por estos pagos (insisto, hasta que empezaron a darse los premios Goya). El español, en esa época, goza de un prestigio similar al que posteriormente tendría el francés y es, desde luego, la lengua de relación habitual entre los habitantes de la península ibérica.

Podríamos seguir citando muchas características que hacen de esa época una aventura humana que, con razón, ha fascinado y sigue fascinando a muchos historiadores, españoles y extranjeros. Pero nuestra capacidad de pasmo está muy atrofiada.

1 Comments:

  • Al final la Leyenda Negra de Guillermo de Orange e Isabel I de Inglaterra ha sido tantas veces repetida - Goebbles tuvo buenos maestros -, que hasta en España nos la hemos creído. Para anular tan tamaña mentira, recomiendo "Tree of hate" (El árbol del odio) de Philip Powell, Catedrático de Historia en EE.UU.(¿Yale?).
    Felipe.

    By Anonymous Anónimo, at 12:28 p. m.  

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