EDUCACIÓN: SOSTENELLA Y NO ENMENDALLA
Las líneas generales de la reforma educativa anunciada por Sansegundo permiten entrever que se trata de un “sostenella y no enmendalla” en torno a los principios de la Logse. A saber y en resumen: muerte a la diferencia y viva la mediocridad.
Como hemos tenido ocasión de comentar algunas veces, la educación y la cultura son el reducto de la izquierda más sectaria, más empecinada en el error y más soberbia. ¿La razón? Pues que son ámbitos relativamente indoloros. Esta sociedad adocenada, mientras que ha aprendido a reaccionar con relativa prontitud a los empeoramientos económicos –y de ahí que el margen de maniobra para payasadas sea, aquí, mucho más reducido- sigue aceptando sin mayores problemas los experimentos sociológicos de todo tipo de frustrados, cantamañanas y gente por el estilo.
Ya se están encendiendo luces de alarma pero, a mi juicio, no están a la altura de la verdadera dimensión del problema. La perpetración de la Logse es, con diferencia, lo más nefasto que nos ha traído el socialismo en la democracia. ¿Peor que la corrupción, peor que el GAL, peor que la manipulación sectaria de la sociedad...? sí, peor. Peor porque es una verdadera hecatombe a unos cuantos años vista.
El capital humano es, con diferencia, el activo más importante con el que cuenta un país. Permitir irresponsabilidades con él es, sencillamente, un crimen de lesa patria – me atrevería a decir que de lesa humanidad, porque impedir que los jóvenes tengan acceso a una cultura digna de tal nombre es algo que no admite calificativos.
Saben que han metido la pata. Lo saben porque lo sabe todo el mundo. Lo saben porque el informe Pisa denuncia el ínfimo nivel de nuestra formación. Lo saben porque sólo hay que escuchar a los enseñantes, prisioneros de la fauna de especialistas que pululan por ahí. Lo saben porque no hay más que ver a nuestros niños y a nuestros jóvenes. Lo saben porque no hay más que oír a los catedráticos de universidad y la cara que ponen cuando les llega el personal. Saben que la excelencia es la única aspiración decente para un sistema educativo.
Saben, además, que quien más padece esto es la gente con menos recursos –dependiente de la educación pública y sin capacidad de elección-, muy en particular la que vive en comunidades autónomas gobernadas por estos neopaletos, cuando no, directamente, neonazis, que llamamos nacionalistas.
Saben, también, que muchas de las medidas apuntadas por el PP eran buenas. Cabe decir que imprescindibles y, si pecaban de algo, eran de cortas, por insuficientemente exigentes.
¿A qué, pues, este “sostenella y no enmendalla”? Lo dicho, a que sale más barato –en votos- y cuesta menos discusiones, dejar una generación en la indigencia mental más absoluta que, por ejemplo, cerrar Televisión Española, que falta hace.
En la educación, podemos seguir sintiéndonos de izquierdas, ¿a que sí, compañeros?
Como hemos tenido ocasión de comentar algunas veces, la educación y la cultura son el reducto de la izquierda más sectaria, más empecinada en el error y más soberbia. ¿La razón? Pues que son ámbitos relativamente indoloros. Esta sociedad adocenada, mientras que ha aprendido a reaccionar con relativa prontitud a los empeoramientos económicos –y de ahí que el margen de maniobra para payasadas sea, aquí, mucho más reducido- sigue aceptando sin mayores problemas los experimentos sociológicos de todo tipo de frustrados, cantamañanas y gente por el estilo.
Ya se están encendiendo luces de alarma pero, a mi juicio, no están a la altura de la verdadera dimensión del problema. La perpetración de la Logse es, con diferencia, lo más nefasto que nos ha traído el socialismo en la democracia. ¿Peor que la corrupción, peor que el GAL, peor que la manipulación sectaria de la sociedad...? sí, peor. Peor porque es una verdadera hecatombe a unos cuantos años vista.
El capital humano es, con diferencia, el activo más importante con el que cuenta un país. Permitir irresponsabilidades con él es, sencillamente, un crimen de lesa patria – me atrevería a decir que de lesa humanidad, porque impedir que los jóvenes tengan acceso a una cultura digna de tal nombre es algo que no admite calificativos.
Saben que han metido la pata. Lo saben porque lo sabe todo el mundo. Lo saben porque el informe Pisa denuncia el ínfimo nivel de nuestra formación. Lo saben porque sólo hay que escuchar a los enseñantes, prisioneros de la fauna de especialistas que pululan por ahí. Lo saben porque no hay más que ver a nuestros niños y a nuestros jóvenes. Lo saben porque no hay más que oír a los catedráticos de universidad y la cara que ponen cuando les llega el personal. Saben que la excelencia es la única aspiración decente para un sistema educativo.
Saben, además, que quien más padece esto es la gente con menos recursos –dependiente de la educación pública y sin capacidad de elección-, muy en particular la que vive en comunidades autónomas gobernadas por estos neopaletos, cuando no, directamente, neonazis, que llamamos nacionalistas.
Saben, también, que muchas de las medidas apuntadas por el PP eran buenas. Cabe decir que imprescindibles y, si pecaban de algo, eran de cortas, por insuficientemente exigentes.
¿A qué, pues, este “sostenella y no enmendalla”? Lo dicho, a que sale más barato –en votos- y cuesta menos discusiones, dejar una generación en la indigencia mental más absoluta que, por ejemplo, cerrar Televisión Española, que falta hace.
En la educación, podemos seguir sintiéndonos de izquierdas, ¿a que sí, compañeros?
3 Comments:
Algún día habrá que desmontar esa mistificación que ha hecho fortuna de que el GAL -es decir, la guerra sucia contra ETA- lo inventaron los socialistas, al igual que la corrupción, inédita en la historia de España hasta 1982 y erradicada por decreto en 1996. Pero hoy toca educación y ese es un tema serio. Los niños cada vez saben menos, los universitarios están lobotomizados y la culpa es del plan en vigor. Llevo oyendo estas afirmaciones desde los siete años con apenas variantes, y merecen el mismo crédito que, por ejemplo, "los negros tienen el ritmo en el cuerpo", "los homosexuales tienen una sensibilidad especial" o "los jóvenes de hoy no saben lo que quieren". Lugares comunes, "ideas recibidas", como dicen los franceses con rara precisión, que se despojan de carga semántica con la repetición, como los mantras. De ser cierto, no habríamos hecho sino venir a menos desde el Paleolítico, como predica el padre Arzallus. He perpetrado docencias universitarias y ediciones educativas durante algunos años y algún conocimiento de causa tengo. Sin embargo, los datos del informe Pisa son incontestables y la situación relativa es preocupante (aunque me pregunto si la distancia con la media de los países desarrollados era muy distinta años atrás, lo mismo nos llevábamos una sorpresa si escarbáramos en datos históricos), pero la culpa no es de la Logse (en este blog se ha hablado de "genocidio cultural": un poquito de por favor con ciertas palabras, que las carga el diablo), que desde un punto de vista técnico era una ley razonable, en absoluto experimental y cuyo primer objetivo era extender la escolarización obligatoria a los 16 años, tal como es norma en los países desarrollados. La Logse generó currículos rigurosos, el nivel de formación de los docentes de secundaria y bachillerato no tiene parangón con la media de hace veinte o treinta años y la calidad de los materiales didácticos y las oportunidades de acceder a la información con los que cuentan los alumnos hoy no tienen punto de comparación con los que padecimos generaciones anteriores. Las oportunidades para "perseguir la excelencia" -otra muletilla, ¿qué diablos significa eso?, ¿la excelencia de quién respecto a qué?- son, en principio, mayores que nunca. El problema es otro. La universalización que comporta la Logse, agravada por la rápida transformación de España en país de destino de inmigración extranjera, requería un esfuerzo inversor que, lejos de acometerse por los gobiernos del PP, fue sustituido por una concienzuda política de demolición de la enseñanza pública. Bien es cierto que los gobiernos socialistas habían puesto las bases rindiéndose con armas y bagajes al chantaje de la Iglesia y consintiendo en financiar alegremente su red educativa ante la clamorosa indiferencia, por cierto, de la opinión pública de izquierdas. En teoría, los centros concertados y los públicos tendrían que manejar criterios equivalentes de admisión. La comparación entre la esctructura del alumnado de un centro público y otro concertado ubicados en la misma zona no deja lugar a dudas: los alumnos procedentes de familias inmigrantes -con problemas de integración, conocimiento insuficiente del idioma, etc- o de medios familiares y sociales marginales o problemáticos se concentran en los centros públicos en proporción de diez a uno. Ese desequilibrio es fruto de un escandaloso fraude tolerado no menos escandalosamente por las autoridades educativas, que, por supuesto, no dotan a los centros públicos de los recursos humanos y materiales necesarios para hacerle frente. El fraude genera un "feed-back" automático: nadie, por favorable que sea a la enseñanza pública, quiere llevar a sus hijos a colegios donde el nivel académico es ínfimo y el medio cotidiano se degrada a ojos vista, con lo que se resignan a pasar por el aro de la "aurea mediocritas" de la mayoría de los centros concertados -y religiosos, desde luego-, a no ser que su nivel económico les permita el acceso a centros privados de élite, por lo demás muy escasos. Las actuales propuestas de la ministra se limitan a corregir algunos disparates de la LOCE deudores de esa misma orientación discriminadora y clasista (los célebres itinerarios de la ESO, enemigos donde los haya de la igualdad de oportunidades y la persecución de la excelencia, en el supuesto de que eso signifique algo), volver a la situación anterior en materia de enseñanza de la religión (es decir, a un estátus de privilegio moderado, pero no por ello menos ilegítimo, para la coacción clerical) y poco más. Algunos retoques sensatos a la Logse de la legislación Aznar se mantienen, como la norma sobre la repetición de curso. Sí me parece criticable la supresión de la autonomía de las universidades para fijar sus propios sistemas de selección de alumnado, una buena aportación de aquella normativa. Lo que la ministra ha presentado son unos criterios generales aún muy vagos. Veremos en qué paran. Pero el verdadero desafío está en las prioridades de gasto, ahí es donde Zapatero se la juega, como apunta hoy Sol Gallego Díaz en un espléndido artículo en El País (como casi todos los suyos, y aprovecho para recomendar vehementemente sus columnas: es tan raro encontrar en el periodismo español de cualquier signo opinión de producción intelectual propia y no la palabrería banderiza y ebria de consignas que copa la escena). Verás, Fernando, que difiero radicalmente de tu análisis, pero estoy de acuerdo en que la educación debería ser "el" asunto por excelencia de la acción de cualquier gobierno. Es cierto que es una de las preocupaciones tradicionales de la izquierda: no hay modo más eficaz y duradero de prevenir la injusticia, corregir la desigualdad y combatir el prejuicio y la superstición. Me temo, no obstante, que en estos asuntos el PP está hipotecado a intereses de vía estrecha y no hay mucho que esperar de ellos. Al gobierno le concedo el beneficio de la duda, pero tampoco mucho más. Perdón una vez más por la extensión, pero creo que el asunto la merece.
By Anónimo, at 7:27 p. m.
No puedo dejar de comentar que, hasta donde recuerdo (que poco es, lo reconozco), España es el único país de la UE de los 15 que ha tenido a un Ministro del Interior condenado y encarcelado por el delito de colaboración con banda armada. ¿No la inventaron? Quizá no, pero la practicaron. Perdón por el "off topic".
En cuanto a si perseguir la excelencia es una muletilla, no lo sé, pero desde luego sí que sé lo que veo en entrevistas de trabajo que hago: candidatos a los que les escandaliza la idea de la disciplina en el trabajo y la idea de tener que levantarse todos los días a las siete de la mañana. Por cierto, los contratos que ofrezco son indefinidos, con posibilidades de proyección y retribuidos por encima del mercado.
¿Esto es anecdótico? Es mi realidad.
Siento no tener tiempo para más Pepe.
David
By Anónimo, at 9:45 a. m.
¿Que es sostenella y no enmendalla?
su significado y eso..
By Anónimo, at 7:11 p. m.
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